Telépolis

jueves, 16 de junio de 2016

Sobre la asignatura de filosofía en el Bachillerato



La práctica eliminación de la  Filosofía en el Bachillerato prevista en la actual ley de educación ha suscitado numerosos argumentos en contra por parte de los sectores implicados (la mayoría docentes). Los resumo (me salen tres; insisto: mis comentarios se refieren exclusivamente al lugar de la filosofía en el bachillerato):

El primer argumento es profuso en la forma (“la Filosofía es una de los pilares de la Cultura Occidental"...) pero gremial en el fondo; y, por supuesto legítimo, porque lo que está en juego son los puestos de trabajo. Primum vivere, deinde philosophari. ¡Salvemos a la filosofía de sus entusiastas!

El segundo es difuso: la filosofía promueve la reflexión, la racionalidad y las actitudes críticas. De acuerdo, pero también lo promueve el estudio de la historia, el latín, la lengua o las matemáticas. Es un saber que invita a tratar en el aula los problemas concretos que nos envuelven… Vale, pero la experiencia muestra con demasiada frecuencia la mutación de una disciplina académica en una casuística existencial, en una antropología de salón, en un cajón de sastre donde los asuntos inmediatos, las noticias de actualidad, incluso las vivencias personales, se imponen a la transmisión de conocimientos objetivos. Es decir, la filosofía entendida como charla y opinión, lo contrario de lo que es.

El tercero es confuso: presenta a la filosofía como una especie de saber primero y fundamental a partir del cual podemos comprender el lugar y el contenido de las demás ciencias (o asignaturas). Dudo que el argumento, tomado de Aristóteles y Descartes entre otros, tenga validez en los tiempos que corren. Cualquier arqueología del saber es interna y pertenece en exclusiva a la ciencia de que se trate. Por lo demás, no confundamos la interdisciplinariedad con las especulaciones metafísicas. El resultado es una clase donde el profesor habla mucho y el alumno aprende poco: no le interesa, se aburre, desconecta. Le daría igual saberse de memoria la guía telefónica, seamos sinceros.

Dicho esto, es cierto que los representantes del pensamiento único de nuestro país han decidido demoler la filosofía en las enseñanzas medias (sabido es que le tenían ganas desde hace tiempo). Para empezar, el poder público siempre ha desconfiado, incluso ha tenido pavor, de cualquier planteamiento reflexivo que lo ponga en cuestión. ¡Así nos va!

Por si sirve de algo por poco que sea, yo conformaría del siguiente modo la materia de filosofía en los planes de estudio del Bachillerato:

PRIMERO DE BACHILLERATO
Introducción a la ciencia política.
Obligatoria en todas las modalidades (cuatro horas semanales).

Ética social y política.
Obligatoria en todas las modalidades (dos horas semanales).

SEGUNDO DE BACHILLERATO
Historia de las ideas políticas y sociales. Obligatoria en todas las modalidades (cuatro horas semanales). Obligatoria en Selectividad.

Historia de la Filosofía y de la ciencia.
Opcional en todas las modalidades (tres horas semanales). Opcional en Selectividad.

Los criterios de mi elección son: trabajo para todos, utilidad colectiva a medio plazo y formación efectiva para el alumno.
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Soy Catedrático de Filosofía de Bachillerato. He pertenecido a la Comisión de Filosofía que elaboró el currículo estatal de las asignaturas de Historia de la Filosofía y Filosofía en la LOCE.
Además he sido encargado y coautor de los libros de texto de Filosofía e Historia de la filosofía del CIDEAD (actual Bachillerato a Distancia, dependiente del Ministerio de Educación y Cultura).
También he sido asesor técnico del Ministerio de Educación y Cultura para la elaboración de los curricula y los libros de texto de Bachillerato de la asignatura de Filosofía de la República de Guinea Ecuatorial.

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