Georg Lukács, El asalto a la razón. La trayectoria del irracionalismo desde Schelling hasta Hitler.
El “encargo social” que la filosofía de Nietzsche viene a cumplir consiste en “salvar”, en “rescatar” a ese tipo de intelectual burgués, en señalarle el camino que haga innecesaria su ruptura y hasta todo conflicto serio con la burguesía; camino en el que pueda seguir abrigando, e incluso se acentúe en él, el agradable sentimiento de ser un rebelde, al contraponerse tentadoramente a la revolución social “superficial” y “puramente externa” otra revolución “más profunda”, de carácter “cósmico-biológico”. Una “revolución” además, que deja en pie, íntegros, intactos, los privilegios de la burguesía y que defiende apasionadamente, sobre todo, la situación de privilegio de la intelectualidad burguesa, imperialista y parasitaria; una “revolución” dirigida contra las masas y que confiere al temor que los privilegiados de la economía y de la cultura tienen a perder sus prebendas una expresión patético-agresiva en la que se disfraza su miedo y su egoísmo.
Este camino que Nietzsche traza, no se aparta nunca de la decadencia, profundamente entrelazada con la vida de los pensamientos y los sentimientos de esa capa social. Pero el anunciado conocimiento, puramente introspectivo, proyecta finalmente sobre la decadencia que denuncia una nueva luz: es precisamente en la decadencia donde alientan los auténticos gérmenes, preñados de futuro, de una verdadera y sustancial renovación de la humanidad.
Y este “encargo social” forma, por así decirlo, una armonía preestablecida con las dotes, con las íntimas tendencias discursivas y con el saber de Nietzsche. Como a los círculos sociales a quienes va dirigida la influencia de Nietzsche, lo que ante todo preocupa a éste filósofo son los problemas relacionados con la cultura, y, entre ellos, en primer lugar, los del arte y los de la ética individual. La política aparece ante esta filosofía burguesa como un horizonte cada vez más desdibujado, más abstracto y envuelto en el mito. En materia económica, la ignorancia de Nietzsche es tan supina como la del intelectual medio de su tiempo. Mehring tiene razón cuando hace notar que los argumentos de Nietzsche contra el socialismo no rebasan nunca el nivel de un Leo, de un Treitschke, etc.
Pero es precisamente esta mezcla de un antisocialismo soez, ordinario y de una refinada, ingeniosa y, a veces, incluso certera crítica de la cultura y el arte (basta pensar en las críticas que Nietzsche hizo a Wagner, del naturalismo, etc.) lo que hace que sus pensamientos y su modo de exponerlos ejerzan un efecto tan seductor sobre la intelectualidad imperialista. (...) Esta influencia va desde Georg Brandes, Strinberg y la generación de Gerhart Hauptmann hasta Gide y Malraux. Y no se limita, ni mucho menos, a los representantes reaccionarios de la intelectualidad: escritores decididamente progresivos, si nos fijamos en el conjunto de su obra, como Thomas y Heinrich Mann o Bernard Shaw, se dejaron también influir por Nietzsche.
LA FALTA DE CONGRUENCIA DE LOS DOGMAS CON LA REALIDAD, ES LA CAUSA PRINCIPAL DE QUE GRANDES MULTITUDES ABANDONEN LA IGLESIA Y SE OPONGAN A LA ENSEÑANZA RELIGIOSA EN LAS ESCUELAS LAICAS. Nietzsche auscultó el alma cristiana, y descubrió que el malestar de nuestro tiempo no estaba el individuo sino en la civilización occidental enferma y decadente. Y diagnosticó la patología actual de nuestra sociedad: la indeferencia hacia la religión, y exclamó ¡Dios ha muerto! La teología y moral judeo cristiana son cuestionadas en tanto implican juicios valorativos/morales. Y señaló que la solución no es desarrollar una terapia tendente a adaptar el individuo una sociedad decadente sino renovar las creencias y valores morales judeo cristianos causales de la decadencia de la sociedad. E inició la lucha redentora contra el judeo cristianismo por el cristianismo, a fin de actualizar la doctrina milenaria de la Iglesia que por su anacronismo y ex temporalidad, es la causa de la severa crisis de la Iglesia y de la perdida de la fe. http://www.scribd.com/doc/48104400/Nietzsche-y-La-Lucha-Contra-El-Judeo-Cristianismo-Por-El-Cristianismo
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