Telépolis

jueves, 13 de junio de 2013

Diccionario filosófico. Libertad


No somos libres. El determinismo es una teoría filosófica que sostiene la falta de libertad en la conducta humana. Los argumentos en contra de la libertad son los siguientes:


- Determinismo físico. Sólo hay una realidad, la materia y sus diferentes estados y por tanto no hay razón para suponer que rige un tipo de causalidad para la naturaleza y otro para el hombre: uno para el cuerpo y otro para la mente. La idea de que la mente no está sujeta por su constitución especial a las mismas leyes que el resto de los seres es una visión dualista de raíces religiosas. Sostener que una de las propiedades de la mente es su capacidad de pensar y decidir libremente es simplemente una conjetura metafísica contraria a la neurociencia. Las leyes de la naturaleza son las mismas para  todos los seres: el hombre, la lechuga y el ratón... Las acciones del hombre, como cualquier realidad del mundo, están sometidas al principio de causalidad. Esto significa que la conducta humana está determinada y su complejidad no implica que seamos libres. Lo que llamamos “libertad” no es otra cosa que la imposibilidad de controlar las ilimitadas variables, es decir, las causas próximas o remotas que intervienen en nuestros actos.


- Determinismo psicológico. El temperamento, que forma parte de nuestra herencia genética, el carácter, que forma parte de nuestro aprendizaje y los rasgos de la personalidad, todos determinan a la vez la conducta. Nuestra organización psicológica deja muy poco margen para elegir, aunque creamos lo contrario por una tradición cultural y un hábito interesado. La evidencia intuitiva de que en todo momento somos libres, es decir, capaces de elegir entre varias alternativas es un espejismo basado en ambas creencias. Siempre elegimos el motivo más fuerte y después justificamos nuestra elección con la suposición de que nuestra voluntad decidió libremente. Asimismo, la voluntad es otro concepto metafísico que puede ser explicado por la psicología científica mediante las nociones empíricas de motivación y toma de decisiones. La certeza no siempre es la verdad. El psicólogo conductista Burrhus Frederic Skinner  (1904-1990) afirma, en este sentido, que simplemente vivimos la ilusión de ser libres.


- Determinismo sociológico. Las conductas humanas son esencialmente sociales y, por tanto, impersonales. En realidad, nuestra conducta no depende de nosotros sino que tiene, aunque tratemos de ocultarlo, un fuerte significado colectivo. En la vida social el individuo no decide ni controla la acción, sino que más bien es controlado y movido a actuar en una dirección única. Una cultura es un sistema normativo que nos dice en todo momento lo que debemos hacer. Esta es precisamente la función de los usos sociales, las costumbres y las leyes. Las normas culturales nos empujan necesariamente a actuar de una forma determinada dentro de unos estrechos márgenes que nosotros ilusoriamente ensanchamos. Algunos mantienen que es incompatible aceptar la dimensión moral del hombre y afirmar a la vez que la conducta está determinada. Pero tal dimensión es una suposición especulativa que puede ser explicada por la psicología científica mediante los términos empíricos de personalidad, aprendizaje, motivación y afectos; y por la sociología mediante los correspondientes de mores o costumbres morales y proceso de socialización. De la libertad nada de nada. Somos otra cosa y, sin embargo, los mismos...

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