Telépolis

domingo, 16 de febrero de 2014

Notas sobre Génesis de Sebastião Salgado


Tiene usted toda la razón al hablar del gris, el único color que domina en la naturaleza; pero es terriblemente difícil captarlo.
Carta de Cézanne a Camille Pisarro.  

Hay otros mundos pero están en este. Si asistimos a la exposición fotográfica Génesis de Sebastián Salgado en Caixa Forum Madrid, tendremos ocasión de conocer esos parajes del planeta que nunca veremos por muy aficionados que seamos a los viajes exóticos. Hallaremos los espacios abiertos donde sobra la presencia del hombre; paisajes donde la exclamación ¡qué bello! perturba la fiesta de la naturaleza. Lugares donde la naturaleza imita al arte.

Salgado ha recorrido las selvas, los desiertos, los cañones, los grandes espacios blancos, verdes y azules del planeta para captar la vida de los seres que los pueblan. Esas sociedades sin historia, "primitivas", donde aun no se ha quebrado la unidad entre biología y cultura, en las que se ha dado sin saltos la transición de la hominización a la humanización y las costumbres se funden y confunden con el entorno. Para entender esta armonía primordial y disfrutar del mundo abierto por Génesis es preciso renunciar durante dos horas a ciertos presupuestos ideológicos que nutren la idea de naturaleza. Por ejemplo, el ecologismo.

La lucha por preservar la flora, la fauna, las culturas ancestrales, no es, en mi opinión, la idea más adecuada para penetrar la verdad de Génesis (por más que el propio Salgado haya promocionado su obra con entrevistas cocinadas). Algunas son decididamente absurdas. ¿Qué debemos hacer para conservar el medio ambiente? pregunta la periodista. Salgado marea la perdiz con monsergas (¿deben los chinos renunciar a los coches y los europeos a la luz eléctrica?) porque la única solución sincera es que el hombre desaparezca de la Tierra y deje en paz a los tres reinos de la naturaleza (si es que antes no se los lleva por delante). La mirada de Salgado no es crítica. Mantiene siempre una intención contemplativa, admirativa, muchas veces puntual, siempre ajena a la noción pragmática de cambio. Cualquier interpretación ética o política de la exposición está condenada al fracaso. El principio estético que la rige es similar a la mejor definición de filosofía que he oído en mi vida (y que debo a mi profesor en el IES Alfonso VIII de Cuenca cuando estudiaba el Bachillerato): Es la filosofía aquel tipo de saber con el cual y sin el cual todo sigue siendo tal cual. El principal logro de Génesis es dejar las cosas como están, no alterar las apariencias, elegir la visión que no interfiere, no ser un observador participante, preferir la distancia, eludir la perspectiva, mostrar la realidad sin compromiso.

Tampoco es válida una interpretación mitológica, “animista y mágica” de la muestra. No se trata de retomar la moda xenocéntrica de la autenticidad del buen salvaje y de las tierras vírgenes. Ni reavivar ciertos valores arcaicos, “liberadores”, opuestos dialécticamente a los tecnocientíficos de control y dominio de la naturaleza. Génesis, como ha señalado el autor, es el resultado de aplicar al arte las tecnologías más avanzadas. De entrada las digitales que le han permitido hacer miles de fotos y seleccionar las mejores. También los potentes programas de edición gráfica cuyos efectos son perceptibles en muchas. Incluso las técnicas de diseño estructural usadas en la composición fotográfica. Es muy probable que la elección del formato en blanco y negro sea un contrapeso del soporte digital. Por no hablar de los medios aéreos, como los globos de investigación, los materiales de supervivencia o la omnipresente videocámara con fines comerciales.

Son muchos los conceptos de naturaleza. La materia eterna para los filósofos griegos, el último grado de la creación para la teología medieval, las proporciones matemáticas para el sabio renacentista, el mecanismo movido por las leyes de la manzana, la fuente de riqueza para la burguesía, el misterio insondable de la micro y la macro física.
El concepto que nos propone Salgado es el de una naturaleza intacta, no hollada por el hombre, no pensada, sin determinaciones, como si un dios menor la contemplara desde arriba y después se alejase para siempre.

¡Rechaza los ídolos del teatro y descubre la belleza de las cosas mismas!

2 comentarios:

  1. Estoy muy sensible yo últimamente con esta preponderancia del tecno-arte, con esta peste de la naturaleza photoshop, no ya por sí misma sino en la medida en que se nos vende como un modo de 'conocer mejor' la realidad. En los dos últimos años el World Press Photo ha recaído en sendos 'posados phtoshopeados', uno en movimiento y otro que podría firmarlo este Salgado, que ya me mosquea desde que hizo aquella serie para el país, como una especie de Paulo Coelho de la fotografía. Y eso que a mí me parece muy bien el tecno-arte, siempre y cuando no se arrogue la usurpación de la naturaleza. Alguien dirá: ¿y no hacían lo mismo, con sus limitaciones técnicas, los impresionistas? Sí, pero ellos no vendían sus cuadros como testimonio de la realidad sino de la pintura. Soy de los que piensan, nietzsheanamente, que el artista saca más de sí mismo cuanto mayores son sus limitaciones, el celebérrimo "bailar encadenado". Me pasa con estas fotos lo mismo que con las grandes superproducciones de efectos especiales, que me parece algo irremediablemente banal. Esta foto tan bonita con que ilustras tu entrada me parece eso, banal, bonita, potita, para colgarla en la sala de espera del dentista (en la del banquero resultaría un poco cínico; por eso eligen siempre la abstracción pura), todo lo bonitas que eran en los 70 las fotos de Hamilton, que nos parecían el colmo de lo cursi. La belleza estándar desactiva cualquier emoción, y por otra parte cada rasgo técnico es una huella del autor, hasta extremos como este, que parece una foto llena de dedazos. No decimos: "qué vida", "qué paisaje", "qué mundo"; ni siquiera decimos "qué fotografía" (porque estamos hartos de una estética que igual sirve para dar noticias que para vender coches de lujo), sino, como tú dices, "qué bonito", o, incluso, "qué Salgado". Nada más.

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  2. De acuerdo en las limitaciones del tecno-arte. Hay muchos ídolos en la muestra. Excelente comentario, como siempre. Resulta curioso que Salgado no se llame a sí mismo "fotógrafo profesional". No lo acabo de entender y puede ser una de las claves de Génesis. Igual es una gilipollez . Las fotos son espléndidas. La "pars sana" de la exposición la resumo con un añadido a la entrada: "El principal logro de Génesis es dejar las cosas como están, no alterar las apariencias, elegir la visión que no interfiere, no ser un observador participante, preferir la distancia, eludir la perspectiva, mostrar la realidad sin compromiso". Una variante fotográfica de "a las cosas mismas" de Husserl. Merece la pena verla.

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