Telépolis

sábado, 1 de diciembre de 2018

Hegel: el pensamiento de Dios


El concepto es el espíritu mismo y su vida.
La vida del concepto es proceso y realización como pensamiento infinito. Su imagen es la espiral que crece produciéndose dialécticamente a sí misma mediante nuevas síntesis  o totalidades concretas.
La dialéctica es el pensamiento mismo que conoce la unidad de los opuestos, desde la cual se resuelve siempre en síntesis o totalidades superiores en la cuales se suprime, se conserva y se supera.
La dialéctica es pensamiento infinito desde el cual se puede contemplar la infinitud de todas las posibles totalidades concretas, cuya resolución o identidad final (el absoluto como verdad) el pensamiento finito tan solo se atreve a presentir.
La dialéctica tiene su principio en la negación allí donde el pensamiento empírico acaba anunciando el final. La ciencia experimental es un momento del desarrollo del espíritu, a saber, la conciencia como entendimiento o conocimiento fundado de lo inmediato existente en tanto que leyes o relaciones constantes.
El concepto es la potencia creadora del espíritu como infinitud pensante que se determina a sí misma realizando en el proceso su contenido y sus determinaciones.
Las determinaciones del pensamiento reflexivo están en la Ciencia de la Lógica, cuyo apartado último se ocupa, precisamente, de su culminación en la lógica del concepto.
El concepto como producción constituyente, efectividad cumplida, proceso realizado, relación reflexiva de “todo con todo”, es decir, como totalidad agotada, aspira al saber absoluto. En esto consiste la infinitud de la reflexión determinante sobre la realidad y su relación mutua fundamentada.
La verdad, en términos lógicos, es el juicio infinito, la pura identidad mediada como juicio en el cual no sólo queda superado el juicio de existencia singular, al negarse la inmediatez del concepto que subsume, sino que la razón misma en su infinitud queda concluida en la idea absoluta.

Puesto que se ha hablado de la idea absoluta, se podría pensar que es ahora cuando viene lo bueno, que es aquí donde se va a encontrar todo. Se puede desde luego declamar insustancialmente a todo lo largo y lo ancho acerca de la idea absoluta; sin embargo, el verdadero contenido no es otro que todo el sistema, cuyo desarrollo hemos contemplado hasta aquí.
Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas  

La dialéctica de la razón es una infinita espiral en la cual lo mismo que se dice se va agrandando (la verdad de un juicio es un proceso infinito de determinaciones mediadoras).
El juicio es la realización del concepto en la reflexión determinante.
La verdad del juicio es el propio concepto determinándose, produciéndose reflexivamente hasta el infinito.
El razonamiento es el concepto mismo en su absoluta necesidad.
El pensar del razonamiento necesario es la objetividad.
La tarea de la filosofía a través de la infinita contradicción mediadora del concepto y de su desenvolvimiento hasta la idea es hacer reductible lo que para el pensamiento absoluto (Dios) es absoluta unidad o identidad acabada: se podría decir que el pensamiento divino es actualidad existente y verdadera en su totalidad infinita.
La primera implicación teológica de la filosofía de la filosofía hegeliana es que “Dios no ha muerto”.
La Lógica no es un libro que sugiera cómo hay que pensar para hacerlo correctamente (reflexión extrínseca), ni siquiera para realizar el pensamiento (reflexión determinante), sino que es el reflejo mismo de la eternidad, de cómo era la mente de Dios antes de la creación.
La Lógica es la realización de la igualdad formal entre el pensamiento humano y divino.
La Lógica de Hegel es un gigantesco silogismo cuyo contenido es Dios, es el pensamiento de Dios en su absoluta necesidad y en su libertad infinita.
La auténtica verdad es la necesidad y también la libertad misma (esto es lo que tiene de sorprendente y paradójico la verdad hegeliana).
La Lógica hegeliana sugiere y expone la infinita omnisciencia y omnipotencia del pensamiento absoluto de Dios.
La filosofía hegeliana es la teología suprema, la cual comporta la muerte del cristianismo (fe, individuo, gracia conciencia, subjetividad). En esto consiste la hipocresía de la fe, en su efectividad presupuesta pero no fundada: sólo el pensamiento hace al hombre verdadero.
Todo el pensamiento de Hegel se basa en la necesidad de la infinitud misma, del pensamiento infinito, de Dios. La necesidad de Dios surge de la infinitud del pensamiento y de la realidad, como en el tercer postulado kantiano de la razón práctica: Dios es la síntesis absoluta de la totalidad de lo real.
Lo más parecido al espíritu absoluto hegeliano “a esta altura determinada de los tiempos” es Google o, en general, los motores de búsqueda en Internet. A través de Google se puede acceder a la totalidad del saber humano como producción colectiva siempre aumentada y cada vez más elevada en la espiral del conocimiento. Los enlaces o hipervínculos semejan la función mediadora de la dialéctica al poner en relación todo con todo en cantidad y cualidad. La principal diferencia es que Google es un reflejo de la totalidad de la historia, no de la eternidad, es decir, del pensamiento absoluto realizado y concluido de Dios.

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