El concepto es el espíritu mismo y su vida.
La vida del
concepto es proceso y realización como pensamiento infinito. Su imagen es la
espiral que crece produciéndose dialécticamente a sí misma
mediante nuevas síntesis o totalidades concretas.
La dialéctica es
el pensamiento mismo que conoce la unidad de los opuestos, desde la cual se
resuelve siempre en síntesis o totalidades superiores en la cuales se suprime,
se conserva y se supera.
La dialéctica es
pensamiento infinito desde el cual se puede contemplar la infinitud de todas
las posibles totalidades concretas, cuya resolución o identidad final
(el absoluto como verdad) el pensamiento finito tan solo se atreve a presentir.
La dialéctica
tiene su principio en la negación allí donde el pensamiento empírico acaba
anunciando el final. La ciencia experimental es un momento del desarrollo del
espíritu, a saber, la conciencia como entendimiento o conocimiento fundado de
lo inmediato existente en tanto que leyes o relaciones constantes.
El concepto es la
potencia creadora del espíritu como infinitud pensante que se determina a sí
misma realizando en el proceso su contenido y sus determinaciones.
Las
determinaciones del pensamiento reflexivo están en la Ciencia de la Lógica,
cuyo apartado último se ocupa, precisamente, de su culminación en la lógica del
concepto.
El concepto como producción
constituyente, efectividad cumplida, proceso realizado, relación reflexiva de
“todo con todo”, es decir, como totalidad agotada, aspira al saber absoluto. En esto consiste la infinitud
de la reflexión determinante sobre la realidad y su relación mutua fundamentada.
La verdad, en
términos lógicos, es el juicio infinito, la pura identidad mediada como juicio
en el cual no sólo queda superado el juicio de existencia singular, al negarse
la inmediatez del concepto que subsume, sino que la razón misma en su infinitud
queda concluida en la idea absoluta.
Puesto que se ha hablado de la idea
absoluta, se podría pensar que es ahora cuando viene lo bueno, que es aquí
donde se va a encontrar todo. Se puede desde luego declamar insustancialmente a
todo lo largo y lo ancho acerca de la idea absoluta; sin embargo, el verdadero
contenido no es otro que todo el sistema, cuyo desarrollo hemos contemplado
hasta aquí.
Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas
La dialéctica de
la razón es una infinita espiral en la cual lo mismo que se dice se va
agrandando (la verdad de un juicio es un proceso infinito de determinaciones
mediadoras).
El juicio es la
realización del concepto en la reflexión determinante.
La verdad del
juicio es el propio concepto determinándose, produciéndose reflexivamente hasta
el infinito.
El razonamiento es
el concepto mismo en su absoluta necesidad.
El pensar del
razonamiento necesario es la objetividad.
La tarea de la
filosofía a través de la infinita contradicción mediadora del concepto y de su desenvolvimiento
hasta la idea es hacer reductible lo que para el pensamiento absoluto (Dios) es
absoluta unidad o identidad acabada: se podría decir que el pensamiento divino
es actualidad existente y verdadera en su totalidad infinita.
La primera implicación
teológica de la filosofía de la filosofía hegeliana es que “Dios no ha muerto”.
La Lógica no es un
libro que sugiera cómo hay que pensar para hacerlo correctamente (reflexión
extrínseca), ni siquiera para realizar el pensamiento (reflexión determinante),
sino que es el reflejo mismo de la eternidad, de cómo era la mente de Dios
antes de la creación.
La Lógica es la
realización de la igualdad formal entre el pensamiento humano y divino.
La Lógica de Hegel
es un gigantesco silogismo cuyo contenido es Dios, es el pensamiento de Dios en
su absoluta necesidad y en su libertad infinita.
La auténtica
verdad es la necesidad y también la libertad misma (esto es lo que tiene de
sorprendente y paradójico la verdad hegeliana).
La Lógica
hegeliana sugiere y expone la infinita omnisciencia y omnipotencia del
pensamiento absoluto de Dios.
La filosofía
hegeliana es la teología suprema, la cual comporta la muerte del cristianismo
(fe, individuo, gracia conciencia, subjetividad). En esto consiste la
hipocresía de la fe, en su efectividad presupuesta pero no fundada: sólo el
pensamiento hace al hombre verdadero.
Todo el
pensamiento de Hegel se basa en la necesidad de la infinitud misma, del
pensamiento infinito, de Dios. La necesidad de Dios surge de la infinitud del
pensamiento y de la realidad, como en el tercer postulado kantiano de la razón
práctica: Dios es la síntesis absoluta de la totalidad de lo real.
Lo más parecido al
espíritu absoluto hegeliano “a esta altura determinada de los tiempos” es Google
o, en general, los motores de búsqueda en Internet. A través de Google se puede
acceder a la totalidad del saber humano como producción colectiva siempre aumentada
y cada vez más elevada en la espiral del conocimiento. Los enlaces o
hipervínculos semejan la función mediadora de la dialéctica al poner en relación
todo con todo en cantidad y cualidad. La principal diferencia es que Google es
un reflejo de la totalidad de la historia, no de la eternidad, es decir, del
pensamiento absoluto realizado y concluido de Dios.
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