LECTIO (Exposición
del tema o problema y lectura de textos)
Obviamente, el sexo
biológico depende de un conjunto único de características innatas:
cromosomas, niveles hormonales, genitales internos y externos y órganos
reproductores. No tiene cabida el negacionismo, que se cuela por los agujeros
más insospechados de la cultura, ni la varianza: es hombre o mujer. La
intersexualidad es una rara anomalía genética de consecuencias exclusivamente médicas.
Otra cosa es la
asignación de género: se refiere al conjunto de roles adscritos que se
consideran apropiados en términos estadísticos para la construcción de la
masculinidad y la feminidad de una cultura. Son pautas de comportamiento que se
interiorizan durante el proceso de socialización primaria y secundaria (por más
que esta distinción clásica esté cada vez más cuestionada por la omnipresencia
de las pantallas). La asignación de género forma parte del ethos, tiene,
por tanto, carácter normativo (es decir, lo que la sociedad considera normal). Nos
propone cómo debemos vernos, pensar y actuar. También incluye las apariencias,
la forma de vestir, hablar, mirar, hacer el amor… Es, por supuesto, el campo de
batalla del feminismo.
El siguiente
concepto es la identidad de género. Se refiere a la percepción que tiene
una persona de su condición sexual. El término trans, engloba a los
individuos que no se identifican o discrepan de su sexo biológico. Hay cuatro tipos: transexuales, transgénero, transformistas
y travestis. Si quieren conocer las
diferencias, ustedes mismos.
Viene a
continuación la orientación sexual o capacidad de sentir atracción
erótica y emocional hacia las personas del sexo opuesto o del propio. Lo describen
los manuales de sexología con sutiles diferencias y apabullantes matices. Si
buscas lo encontrarás: Heterosexual. Homosexual. Bisexual. Asexual.
Androginosexual. Antrosexual. Autosexual. Demisexual. Ginosexual. Grisexual. Lithsexual.
Pansexual. Polisexual. Pornosexual. Sapiosexual… A partir de los tres primeros,
confieso mi ignorancia. Ha sido una forma de ponerme al día. Dos ejemplos: un
lithsexual es alguien que siente deseo o atracción por otro ser humano,
independientemente de su género u orientación sexual, pero no quiere llegar a
tener una relación “real” ni consumada. ¿Lo entienden? Un sapiosexual es
alguien que intenta seducir a la gente cultivada capaz de aportarle nuevos conocimientos
en una situación de dependencia intelectual que lo excita. Vamos, la alumna
que liga con el profesor de lengua. En la actualidad hay más de veinte
orientaciones sexuales o identidades de género según el LGBTQIA+.
QUAESTIO
(Cuestiones o preguntas que suscita la Lectio)
¿Es el feminismo
radical (“el hombre es un lobo para la mujer”) una ideología de género
excluyente, injusta y extenuante?
¿Es la
discriminación positiva de la mujer (bolsas de trabajo, cursos profesionales, compromisos
de contratación dirigidos exclusivamente a la mujer) o la paridad de la mujer en
los puestos directivos de las empresas del IBEX una medida que atenta contra la
libre competencia entre ambos sexos en función de los méritos adquiridos?
Según la vigente
ley del sí es sí, recientemente aprobada en el Congreso (29 de abril de 2023) con
resultados difíciles de digerir, los actos sexuales no consentidos pasan a
ser delito. ¿Es una aportación sustantiva al Código Penal español o
se trate simplemente de una reiteración o redundancia jurídica con fines políticos
puesto que tal supuesto está contemplado en nuestra legislación desde 1820? ¿Digo
la verdad, como en la paradoja del mentiroso?
¿Cuándo se
considera que una persona está en condiciones idóneas para elegir su
orientación sexual? Dicho de otro modo: ¿En qué edad se define de modo
responsable la identidad sexual? ¿Es posible establecerla de modo científico?
¿En el caso de los
adolescentes que desean una reasignación de sexo mediante técnicas quirúrgicas y
tratamientos hormonales de por vida debería existir un protocolo de identidad
sexual en el que intervinieran con carácter decisorio un comité formado por
expertos? ¿Qué tipo de expertos?
Se calcula que
una cirugía de cambio de sexo en ambas direcciones costaría hasta veinticuatro
mil euros. ¿Debería hacerse cargo la medicina pública, o sea el Estado, de
tales gastos o más bien correr únicamente a cargo de la persona que la
requiere?
¿Se podrían
considerar algunas identidades de género un ejercicio de libertad individual o
más bien perversiones y patologías sexuales?
¿Se debería
excluir a los transexuales quirúrgicos de hombre a mujer de las competiciones
deportivas femeninas e incluirlos en una nueva modalidad federativa?
DISPUTATIO (discusión
dialéctica sobre las cuestiones o preguntas que suscita la Quaestio).
Voy a seguir
aquí el método que siempre utilicé en la clase de la asignatura de Ética
cuando tuve ocasión de impartirla en los centros públicos de enseñanza. Nunca
me gustó tomar partido en los debates de los alumnos sobre los temas o
problemas que el programa oficial marcaba. Sólo intervenía para definir ciertos términos, informar objetivamente sobre cuestiones legales
nacionales e internacionales, explicar sin evaluar las propuestas de los
partidos políticos o los resultados de algunas encuestas con cierta fiabilidad
(si es que las hay). Tomar partido suponía, desde mi punto de vista, imponer
argumentos “ad autoritatem” basados en la superior competencia argumental del profesor.
Incluso entrometerme en la educación en valores que, en mi opinión, corresponde
en primer lugar a la familia y no a la escuela. Por tanto, dejo a quien lea
estas líneas que siga su criterio y piense con su propia cabeza. Escucharemos
atentos sus puntos de vista razonados, no las salidas de tono emocionales que
conducen directamente a la descalificación personal. Al extendido argumento, en
realidad falacia lógica, “ad hominem”: eso es falso porque lo dice Fulano o
verdadero porque lo dice Mengano. Está tan extendido que constituye el
núcleo de las declaraciones, contraejemplos o debates de nuestra clase
política. En vez de trabajar seriamente se dedica a cultivar el ego como
inversión de futuro y decir chorradas. Así nos va.
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