En la zona de Tuy es muy recomendable O Caballo furado, cocina gallega hecha por gallegos y buena relación calidad-precio. Excesivamente atrevido con ciertos platos y también con la puesta en escena. Personalmente pienso que los comensales de más de cincuenta años deberían pensárselo dos veces, pero sólo son prejuicios de un viejo liberal que se vuelve conservador en ciertas cosas. Además no es vuestro caso.
En el encantador pueblo de la Guardia la fama es para Olga, la más que divertida y extravagante dueña del lugar. Al entrar llevad el carné del PP en la boca y no pronunciéis nada que acabe en OE por más que estéis cerca de Portugal, porque simplemente no os servirá ni agua con palillos. Carta muy corta de pescados pero ¡qué pescados!; se abastece de los pesqueros de pincho de la zona. Hay que pedirlos, sin dudar, siempre a la gallega: la mayoría de los que por allí han pasado no cambiarían jamás el secreto de la fórmula de cierto brebaje americano por la receta exacta de la ajada de Olga.
La carretera interior que lleva de Tuy a Gondomar se tuerce apetitosa hacia el pueblecito de Couso, para mi la Galicia profunda, en donde se encuentra Casa Celso. Allí, debajo de un emparrado, os presentarán una surtida carta que confunde al caminante y oculta lo que verdaderamente convierte a Celso en un lugar de leyenda: el rape. Con el tiempo, la mayoría de los que van conocen el truco por lo que si el rape está agotado, amablemente os despedís en cualquier idioma conocido y nadie se molestará. El rape es exquisito en cualquiera de sus variedades, yo lo suelo pedir a la plancha por conservar sus esencias naturales.
En Nigrán-Baiona, es imprescindible el asador Los abetos (el mejor de Galicia), deliciosas carnes a la brasa que acabas a tu gusto en la mesa. El beef de buey justifica un viaje a Galicia. Una bodega de vinos sorprendente (la temperatura exacta a que sirven el vino es un milagro). No es barato pero se debe pagar. Os da Ponte en Baiona, es el complemento exacto de Los Abetos. Lugar de pescados y mariscos encima del mar, lubinas, lenguados, merluzas y, para mi, lo mejor, la caldeirada del día. Pero si os gusta el sabroso arroz con bogavante, precedido de unas croquetitas de marisco, hay que visitar As Grades en Canido y dedicar el resto del día a hacer una tranquila digestión. Precisamente en Canido, al lado de Vigo, se levanta uno de los templos del marisco en esta tierra generosa, el restaurante Cies, del que los gallegos hablan con orgullo y veneración, aunque nunca mencionan los precios. Aquí es donde os podéis dejar invitar por vuestros amigos ingleses.
Ahora toca el turno a tres lugares de picoteo con todas las garantías: navajas, xoubas, pimientos de Padrón, calamares, pulpo as feiras, jurelitos, fideos con almejas... El Candil en Baiona, hay que pedir sitio con tiempo, bueno, bonito y barato. Eladio y JR en Panxon, el primero algo mas finolis, pero ambos muy parecidos, los dos con vistas al tranquilo mar: en una punta de la bahía de Playa América se vislumbra el Parador de Baiona, en la otra el pueblo donde estáis sentados. El atardecer despeja la playa de bañistas y sólo se ve el mar y el hermoso crepúsculo, si es que en algún momento levantáis la vista de los tentadores platos. Buen vino de la casa, condado del año, una novedad, aunque yo prefiero pedir los dobles de cerveza.
En la zona más próxima a Pontevedra, lo que conocemos es La Oca en Vigo; ya os hablamos de este lugar de peregrinación gastronómica. Excelente materia prima gallega, incluso artesana, aunque se trata de cocina muy elaborada vasco-francesa; si te gustan las cocochas de merluza, este es tu sitio. Conocemos mucho al chef. Excelentes vinos gallegos (incluso tintos). Las señoras hablan maravillas de los postres de chocolate, ¿Quien sabe?, yo por mi parte prefiero acabar la comida con un aguardiente de melocotón único en el mundo (¡huele y sabe a fruta fresca recién cortada!).
Aunque conozco Pontevedra y Villaba, incluso he sido huésped de los paradores, no os puedo aconsejar nada de esta zona, que sin duda tendrá igual o más interés que la que os he tratado de mostrar con todo el cariño de un estomago agradecido durante tantos veranos.
En el encantador pueblo de la Guardia la fama es para Olga, la más que divertida y extravagante dueña del lugar. Al entrar llevad el carné del PP en la boca y no pronunciéis nada que acabe en OE por más que estéis cerca de Portugal, porque simplemente no os servirá ni agua con palillos. Carta muy corta de pescados pero ¡qué pescados!; se abastece de los pesqueros de pincho de la zona. Hay que pedirlos, sin dudar, siempre a la gallega: la mayoría de los que por allí han pasado no cambiarían jamás el secreto de la fórmula de cierto brebaje americano por la receta exacta de la ajada de Olga.
La carretera interior que lleva de Tuy a Gondomar se tuerce apetitosa hacia el pueblecito de Couso, para mi la Galicia profunda, en donde se encuentra Casa Celso. Allí, debajo de un emparrado, os presentarán una surtida carta que confunde al caminante y oculta lo que verdaderamente convierte a Celso en un lugar de leyenda: el rape. Con el tiempo, la mayoría de los que van conocen el truco por lo que si el rape está agotado, amablemente os despedís en cualquier idioma conocido y nadie se molestará. El rape es exquisito en cualquiera de sus variedades, yo lo suelo pedir a la plancha por conservar sus esencias naturales.
En Nigrán-Baiona, es imprescindible el asador Los abetos (el mejor de Galicia), deliciosas carnes a la brasa que acabas a tu gusto en la mesa. El beef de buey justifica un viaje a Galicia. Una bodega de vinos sorprendente (la temperatura exacta a que sirven el vino es un milagro). No es barato pero se debe pagar. Os da Ponte en Baiona, es el complemento exacto de Los Abetos. Lugar de pescados y mariscos encima del mar, lubinas, lenguados, merluzas y, para mi, lo mejor, la caldeirada del día. Pero si os gusta el sabroso arroz con bogavante, precedido de unas croquetitas de marisco, hay que visitar As Grades en Canido y dedicar el resto del día a hacer una tranquila digestión. Precisamente en Canido, al lado de Vigo, se levanta uno de los templos del marisco en esta tierra generosa, el restaurante Cies, del que los gallegos hablan con orgullo y veneración, aunque nunca mencionan los precios. Aquí es donde os podéis dejar invitar por vuestros amigos ingleses.
Ahora toca el turno a tres lugares de picoteo con todas las garantías: navajas, xoubas, pimientos de Padrón, calamares, pulpo as feiras, jurelitos, fideos con almejas... El Candil en Baiona, hay que pedir sitio con tiempo, bueno, bonito y barato. Eladio y JR en Panxon, el primero algo mas finolis, pero ambos muy parecidos, los dos con vistas al tranquilo mar: en una punta de la bahía de Playa América se vislumbra el Parador de Baiona, en la otra el pueblo donde estáis sentados. El atardecer despeja la playa de bañistas y sólo se ve el mar y el hermoso crepúsculo, si es que en algún momento levantáis la vista de los tentadores platos. Buen vino de la casa, condado del año, una novedad, aunque yo prefiero pedir los dobles de cerveza.
En la zona más próxima a Pontevedra, lo que conocemos es La Oca en Vigo; ya os hablamos de este lugar de peregrinación gastronómica. Excelente materia prima gallega, incluso artesana, aunque se trata de cocina muy elaborada vasco-francesa; si te gustan las cocochas de merluza, este es tu sitio. Conocemos mucho al chef. Excelentes vinos gallegos (incluso tintos). Las señoras hablan maravillas de los postres de chocolate, ¿Quien sabe?, yo por mi parte prefiero acabar la comida con un aguardiente de melocotón único en el mundo (¡huele y sabe a fruta fresca recién cortada!).
Aunque conozco Pontevedra y Villaba, incluso he sido huésped de los paradores, no os puedo aconsejar nada de esta zona, que sin duda tendrá igual o más interés que la que os he tratado de mostrar con todo el cariño de un estomago agradecido durante tantos veranos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario