martes, 24 de junio de 2025

Los recursos del método

 

La Inteligencia Artificial tiene un impacto crucial en todos los niveles del sistema educativo. Imaginemos una de las pruebas de acceso a la Universidad: por ejemplo el examen de Matemáticas II en la modalidad del Bachillerato de Ciencias y Tecnología; uno de los alumnos incorpora en sus gruesas gafas de carey un dispositivo indetectable capaz de leer y resolver las preguntas de cada uno de los bloque propuestos. Nos hemos cargado la Selectividad y, en general, los exámenes escritos. Según parece hay sospechas fundadas de que algo así ha ocurrido con las primeras plazas del examen MIR 2025. Por ahora puedan evitarse estos fraudes mediante inhibidores que bloquean las frecuencias de radio incluidas las WIFI de internet. Lo cierto es que la carrera para burlar las contramedidas es imparable. Como afirma el refrán, quien hace la ley hace la trampa y lo que el hombre une, el hombre lo separa. Piensen en los avances de la medicina deportiva para eludir el dopaje, la eficacia de los piratas informáticos para explotar vulnerabilidades en redes y sistemas o las estrategias de la ingeniería contable para sortear las regulaciones financieras.

En realidad la IA afecta a todas las instituciones sociales. Acabo de enterarme por un programa futbolero de almohada que a partir del año que viene será un algoritmo quien ascienda o descienda de categoría a los árbitros de primera y segunda división. Pues bien, pues bueno, pues vale. Siempre es más presentable que untar al estamento arbitral durante años sin que los organismos oficiales se den por aludidos o presionar y denigrar a los colegiados una semana tras otra desde la televisión privada de un club.

Ya puestos por qué no imaginar una solución cibernética al desastre nacional e internacional que nos envuelve. La ocurrencia es en el fondo una variante sucinta del Estado ideal platónico y sus procedimientos para seleccionar a los futuros gobernantes. Consiste en desarrollar un programa de inteligencia artificial capaz de predecir con un alto grado de certeza que aspirantes a formar parte de la clase dirigente son proclives a la incompetencia, el populismo y el cohecho. Una fundación estatal para la regeneración democrática, independiente y rigurosamente científica, decidiría mediante variables genéticas, biográficas, psicológicas, educacionales y profesionales si el candidato propuesto por un partido debe ser admitido, rechazado o puesto en cuarentena como futuro representante electo. No nos engañemos, se trata de una detestable distopía totalitaria, similar al gobierno de los filósofos de la República platónica... Existe bastante esperanza, infinita esperanza, pero no para nosotros.  

Al final el espíritu absoluto hegeliano, la totalidad del saber en sí y para sí, el cierre reflexivo en el que se reconoce a sí mismo en todas las cosas, es un algoritmo omnisciente pero sin espíritu. La IA como saber absoluto ha reducido la consciencia individual, el espíritu subjetivo, a la mínima expresión (en sentido literal). Demasiado abstracto. Volvamos como ejemplo al impacto de la IA en la educación. Los libros de texto para bachillerato que he publicado están orientados a la utilización conjunta profesor-alumno de una metodología constructiva. Es una didáctica intermedia entre la clase magistral del profesor irrepetible que ha nos ha marcado con su talento (mi preferida) y el caos que se oculta tras la libertad de cátedra en la que todos los gatos son pardos y cada profesor dice y hace lo que le da la gana. Se trata de reformular o rehacer cada unidad del programa mediante un conjunto de recursos didácticos que permitan al alumno comprender su contenido objetivo. Tras las interactivas explicaciones teóricas, el alumno tiene que elaborar en sesiones sucesivas (los “deberes de casa”) un esquema conceptual de la unidad, un glosario de los principales términos, la resolución de un conjunto de cuestiones de comprensión, relación, actualización y repaso, la verificación de unas pruebas objetivas de alternativa múltiple o test de discriminación, ejercicios de “verdadero o falso” para fomentar la adquisición de destrezas de decisión sobre una secuencia temática para establecer si su enunciación es verdadera o falsa (y en este último caso aclarar por qué), comentarios de texto con cuestiones significativas sobre problemas directamente relacionados con los contenidos de la unidad, lecturas dirigidas y, por fin, trabajos específicos sobre aspectos temáticos relevantes. En todo caso, se trata de un repertorio de código abierto donde cada profesor puede aumentar o reducir los recursos según su criterio. Mediante un sistema de refuerzos positivos (el que se esfuerza, lo haga bien o mal, mejora proporcionalmente su nota de evaluación), el método funciona con turbulencias en un tercio de los alumnos de la enseñanza pública. El resto, a falta de la amenaza de cero si no lo has hecho, se limita a copiar las soluciones o a mirar al inmenso vacío del universo profundo y esperar a que suene el timbre. Un colega mío y en su momento alumno aventajado, partidario del método, me comenta que el invento se ha ido al traste con la IA. La curiosidad por el uso del chat GPT y la ley del máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo se han impuesto. Mediante un programa de texto de voz le dictas a la IA la Unidad y los apuntes y lo demás es coser y cantar. Más fácil todavía: con un software avanzado de reconocimiento óptico de caracteres (son gratuitos) puede hacer lo mismo en la mitad de tiempo. El porcentaje de alumnos que hacen perfectos los deberes se dispara al sesenta por cierto en busca de la recompensa, aunque al profesor le resulta bastante fácil reconocer quien se ha limitado a copiar las soluciones y seguir con el videojuego y quien tras conocerlas al menos se las ha repensado con inteligencia natural. El drama se produce en las pruebas de evaluación preparadas a imagen y semejanza de los recursos del método. El número justificado de suspensos resulta inaceptable para un sistema educativo donde tal calificación es una ofensa y está poco menos que prohibida. En fin, tras siete recuperaciones con un mismo examen de mínimos de los mínimos las aguas vuelven a su cauce, te evitas el asedio de la comunidad educativa, desde la Inspección a la Asociación de Padres y Alumnos, y se asiente con pesar a la sentencia de un acreditado profesor de universidad: con las generaciones educadas a partir de la LOGSE es imposible hacer absolutamente nada.