miércoles, 18 de agosto de 2010

Cartas a la novia


Franz Kafka, Cartas a Milena

No me comprendes del todo, Milena, estoy casi totalmente de acuerdo contigo. No quiero entrar en detalles. Todavía no puedo decir hoy si iré a Viena; no obstante, creo que no. Si antes tenía muchos motivos en contra, hoy sólo tengo uno: que está más allá de mis fuerzas espirituales; y luego quizá, como motivo secundario y lejano, que es mejor para todos nosotros. Sin embargo, te diré que igualmente sería superior a mis fuerzas, mucho más todavía, que tú, ahora, en las circunstancias que me describes (“dejar a una persona esperando”) te vinieras a Praga.
La necesidad de saber lo que quieres decirme sobre esos seis meses no es de ningún modo inmediata. Estoy convencido de que es algo terrible; estoy convencido de que has pasado momentos terribles y aun de que has hecho cosas terribles; estoy convencido de que yo, como copartícipe, no habría podido probablemente soportarlo (cuando hace apenas siete años podía soportar casi cualquier cosa); estoy además convencido de que tampoco en el futuro podría soportarlo si viviera a tu lado; bueno, pero ¿qué importa todo eso?, ¿acaso lo esencial para mí son tus experiencias y tus actos o más bien tú misma? Sin embargo, te conozco, aun sin el relato, mejor que a mí mismo, y sin embargo con eso no quiero decir que no conozco el estado de mis manos.
Mi propuesta no es contraria a tu carta, nada de eso, porque tú escribes: “Preferiría seguir un tercer camino, que no me conduzca a ti ni a él, sino hacia la soledad”. Es justamente mi propuesta, tal vez la escribiste el mismo día que yo.
Por supuesto, si la enfermedad ha llegado a ese extremo no puedes abandonar a tu marido ni siquiera temporalmente; sin embargo, tal como lo describes, no es una enfermedad interminable, me hablaste de unos meses, ya pasó un mes y pico, otro mes más y podrás dejarlo unos días. Es verdad que ya sería en agosto, en el peor de los casos en septiembre.
De paso confesaré que tu carta es de esas que no puedo leer inmediatamente, y aunque a pesar de ello ya la devoré cuatro veces, una tras otra, tampoco puedo comunicarte inmediatamente mi opinión. De todos modos, creo que lo anterior tiene algún valor.

Tuyo

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