lunes, 16 de mayo de 2011

Teología minimalista



La sencillez de la forma no implica la simplicidad de su experiencia.
Robert Morris

Walter de María fue durante los años sesenta uno de los más activos representantes de la pintura terrestre o Land Art. En su obra Gothic shaped drawing (pintura de estilo gótico), papel en marco de metal de 62 x 35 cm, mantiene los principios de esta espléndida corriente naturalista. El Land art es un arte de exteriores, de grandes temas y sugerencias cósmicas y, aunque la intención de esta obra está lejos del arte terrestre, los temas, en el fondo, son los mismos.

La referencia iconográfica del cuadro nos traslada a un espacio arquitectónico vacío, cuya no existencia física es el punto de partida de una experiencia estética que invita (y obliga) a desplegar al máximo las capacidades de interpretación.

Se trata de una lámina rectangular de papel blanco, suavemente oscurecido por el tiempo, con las esquinas superiores apuntadas (no he encontrado imágenes de más calidad).

El primer logro de la obra es su capacidad de tensar, desde la simplicidad formal, la atención del espectador.

Gothic shaped drawing recuerda a un jeroglífico de Ocón de Oro, como los que aparecen en la última página del suplemento dominical. Lo fácil es eludir el problema y doblar la prensa, lo que convierte por inversión a la obra de Maria en un reto al ingenio y un enigma estimulante.

La única pista segura es el título. Se trata de una representación esquemática (minimalista) de un arco ojival, cuyos orígenes hay que situarlos en el arte medieval. Por continuidad, nos desplazamos al significado espiritual de la arquitectura gótica (donde, como sabemos, el arco ojival fue un elemento predominante).

El blanco puro del interior del arco es un símbolo de la iluminación que inunda las naves de las catedrales góticas, un elemento religioso que dota a los ambientes de una atmósfera especial, acorde con el sentimiento místico y la disposición del alma a la unión con Dios. Como el propio de Maria admitió, la obra es una investigación abierta sobre la noción de lo sublime.

También debe ser comprendida como una elipsis buscada, una ausencia consciente de signos visuales y, por tanto, lingüísticos, que invita a pensar en la categoría teológica de lo inefable, es decir, aquello que no puede ser dicho (ni representado) por estar más allá de los límites de la percepción, el pensamiento y el lenguaje.

Otro elemento que impregna el cuadro es el efecto alusivo del blanco-opaco que nos hace preguntarnos si hay algo detrás del espacio visual. La intuición del reverso supone seguramente una referencia hermética a los dos temas centrales de la experiencia religiosa: el misterio del más allá y la superación de la finitud.

La composición apunta por analogía al atributo primordial de Dios: la simplicidad (también el primer supuesto estético del minimalismo). Sólo lo simple es inmutable, pues al carecer de partes no está sujeto al ciclo material del nacimiento y de la muerte. El término "espíritu" es el único que puede nombrar lo que pensamos más allá del espacio y del tiempo. Lo simple permanece siempre idéntico a sí mismo: Yo soy el que soy, dice Dios a Moisés ante al zarza ardiente, un ser espiritual, a la vez simple e infinito, cuyo esencia consiste en existir.  

Por último, la contemplación de la obra de Maria es inseparable de una sensación inquietante de silencio, algo que muestra dos direcciones complementarias: el recogimiento interior como condición de lo santo y la actitud comedida del hombre ante el sentido del mundo, esto último expresado por Wittgenstein en la proposición final del Tractatus: De lo que no se puede hablar, lo mejor es callarse.

1 comentario:

  1. No conocía la obra de de Maria. La interpretación que haces de la representación minimalista del arco ojival como metáfora de la inefabilidad divina es sumanmente sugerente. Claro que, en la línea de la proposición de Wittgenstein, casi hubiera dado igual no habersse molestado, habida cuenta de que, pese a siglos de especulación filosófica, de "Dios" no sabemos propiamenrte nada,¿no?

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