El maestro de escuela es un lienzo pintado por Adriaen van Ostade en 1662. La mayor parte de su obra está dedicada al género de costumbres y recuerda la iconografía de Brueghel. Todos los rincones de los entornos rurales están representados en sus cuadros: exteriores de hacendosas cabañas, sofocantes interiores de hogares-establo (de evidentes reminiscencias cristianas), ruidosas tabernas, vinosas celebraciones campesinas, gentes que fuman y beben en las largas tardes de invierno, madres empeñadas en la crianza del último retoño, músicos ambulantes, buhoneros y gentes pintorescas, puestos del mercado al aire libre, talleres artesanales iluminados por el fuego y también la inevitable escuela del pueblo.
El maestro de escuela en su mesa atiende a tres niños. El más próximo a la derecha (con los estigmas de la tosquedad) oculta un gato debajo de la mesa. En el centro una niña (retrato en miniatura de su madre) sostiene un sombrero en la mano, mientras a su lado, otro, más normal, quizás por razones de clase, lee atentamente un hoja de papel.
A los pies del maestro una niña pequeña está interesada en las juegos y labores de los mayores, a los que parece acercarse, mientras estos la miran con aprensión. En la parte alta de la habitación un alumno ha conseguido acceder a un cuarto anexo al “aula” y juega con un cesto, de espaldas al maestro. Otro se escapa por la ventana del fondo, huyendo presuroso del tedio escolar. El resto son escenas propias del aprendizaje cotidiano.
El maestro de escuela en su mesa atiende a tres niños. El más próximo a la derecha (con los estigmas de la tosquedad) oculta un gato debajo de la mesa. En el centro una niña (retrato en miniatura de su madre) sostiene un sombrero en la mano, mientras a su lado, otro, más normal, quizás por razones de clase, lee atentamente un hoja de papel.
A los pies del maestro una niña pequeña está interesada en las juegos y labores de los mayores, a los que parece acercarse, mientras estos la miran con aprensión. En la parte alta de la habitación un alumno ha conseguido acceder a un cuarto anexo al “aula” y juega con un cesto, de espaldas al maestro. Otro se escapa por la ventana del fondo, huyendo presuroso del tedio escolar. El resto son escenas propias del aprendizaje cotidiano.
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