domingo, 21 de octubre de 2018

Mitos



Hay que entender el conocimiento humano como un conjunto de etapas o estadios del saber consecutivos desde la prehistoria y coexistentes a lo largo de la historia: las nuevas etapas no suponen la desaparición de las anteriores, simplemente las desplazan como dominantes pudiendo convivir pacíficamente, complementarse o entrar en conflicto. En gran medida, comprender al hombre es comprender su progreso y superposición.Las etapas iniciales del conocimiento son el mito, la magia, la técnica la religión y el arte. Las etapas avanzadas son la filosofía, que nace en Grecia en el siglo VIII a.C.; la ciencia clásica, resultado de la Revolución científica del Renacimiento y la tecnociencia actual que alcanza su posición de paradigma dominante a partir del siglo XX. Es evidente que en la actualidad coexisten con la tecnociencia más avanzada diversas mitologías y prácticas mágicas, por no hablar de innumerables creencias religiosas y creaciones artísticas… Los ejemplos cotidianos son innumerables: algunos leen inquietos su horóscopo o recurren a la medicina alternativa y a los curanderos; a excepción de los “muy manitas” todos llamamos al fontanero, al electricista o al pintor; muchos se casan por la Iglesia y bautizan a sus hijos; otros asisten regularmente a conciertos y exposiciones. O tocan la flauta. A la vez adquirimos conocimientos teóricos en los distintos centros educativos; vamos al médico a que nos haga una resonancia magnética o simplemente utilizamos un teléfono inteligente para charlar por videoconferencia con un amigo que vive en Australia.
También nos fascinan los mitos. En realidad “mito” es un término polisémico, es decir, tiene varios significados: como forma inicial de  saber, como falsa visión del mundo y como mistagogia.    
Como forma inicial del saber, el mito es una narración que explica el origen del mundo, el sentido de la naturaleza y de la vida humana. Para la conciencia mítica original los fenómenos naturales actúan encarnados en fuerzas personificadas: el entorno físico está poblado de espíritus conscientes que deciden de forma arbitraria lo que acaece en la naturaleza. El mito explica también el orden interno y el destino de una comunidad: de la narración se siguen patrones normativos de conducta, rituales, exigencias, prohibiciones y tabúes… Por otra parte, es bien sabido que todas las civilizaciones históricas han tenido sus mitos: Mesopotamia, Egipto, Grecia o Roma. Asimismo, las denominadas culturas sin historia o “pueblos primitivos” mantienen una compleja tradición mitológica que intentan descifrar los antropólogos.   

También el mito es sinónimo de una falsa concepción del mundo. Ya me referí al tema en mi artículo Divagaciones sobre las pseudociencias. Podemos considerar mitologías contemporáneas al “terraplanismo”, “el creacionismo”, “la ufología”, “la criptozoología” o “la parapsicología”, entre otras. Los mitos actuales han derivado hacia relatos mendaces o inexistentes, siempre puntuales y fragmentarios. Se trata, por supuesto, de las llamadas fake news o mentiras intencionales que inventan una visión falaz, en ocasiones inverosímil, pero que a fuerza de ser repetida por los media implicados en construir la patraña o difundidos y comentados en las redes sociales, acaban por conseguir su objetivo (en general político). Aquí incluimos los increíbles videos e imágenes chistosas que circulan por los grupos de WhatsApp a los pocos minutos de suceder “la noticia”. ¿Se trata de un derroche de ingenio circunstancial o de una industria cultural subterránea?

Por último, hay en el hombre de nuestros días una tendencia universal, que probablemente proviene de la antropogénesis, a la creación de mitos personales. A esta atracción irresistible por la mistificación la denominamos “mistagogia”. Manolete, un comentarista deportivo e hincha del atleti, es conocido en la radio como “el mítico”. Sobre todo los jóvenes, incluidos los treintañeros, reparten este término con profusión entre gente que está en la cresta de la ola. Hay mitos de la canción moderna y la música clásica. Elvis o Karajan para los talluditos. Los mitos del fútbol de todas las épocas sobrevuelan el planeta. La lista es tan larga que pueden redactarla ustedes una tarde que se aburran de ver llover detrás de los cristales. Algunos sociólogos han sugerido que el fútbol funciona como sustituto de la religión, con sus santos, sus mártires y su liturgia. ”Porque creemos”, anuncia un mítico entrenador. En realidad, hay mitos de todos los deportes: baloncesto NBA, tenis, golf o atletismo. Más madera. La prensa deportiva, la más leída en papel o digital, es la principal fábrica de mistagogia. ¿Y qué me dicen de los toros? Mitos de las armas, de las ciencias y las letras. Observen que hay poderosas razones para que en nuestro país los políticos no se conviertan en mitos.  

lunes, 8 de octubre de 2018

Sic et non. Bebés a la carta


SIC. Los avances científicos acaban siempre por prevalecer por lo que es inútil oponerse a sus conquistas. La fecundación in vitro a la carta será una práctica universal en el futuro. Permite elegir el sexo y el número, uno o dos (mellizos o gemelos) de los hijos deseados. Nos referimos aquí, lo mismo que en la fecundación in vitro convencional, tanto a parejas potencialmente fértiles (personas que eligen por elegir) como a parejas que no pueden tener hijos o bien porque la mujer ha alcanzado la menopausia o bien porque el varón tiene un bajo recuento o baja movilidad de los espermatozoides, o por otras causas en ambos casos. Actualmente la fecundación in vitro a la carta está prohibida en todos los países europeos pero no en Estados Unidos, entre otros. La Ley de Reproducción Humana española de 2006 solo permite seleccionar el sexo del embrión con fines terapéuticos, es decir, para evitar enfermedades como la hemofilia o la distrofia muscular entre otras muchas. Por otra parte, según los datos de Asociación Nacional de Clínicas de Reproducción Asistida (ANACER), la demanda de bebés a la carta es cada vez mayor.

NON. Los avances científicos pueden tener usos contrarios a la ética. La fecundación a la carta, aducen algunos científicos detractores, es una forma de fertilización artificial cuyas consecuencias no se conocen a fondo. Todavía no se pueden predecir los efectos negativos, físicos y mentales, que pueden aparecer a lo largo de la vida de las personas concebidas mediante este procedimiento no natural, sobre todo en las parejas no fértiles por la edad u otros motivos. Además, a medio y largo plazo es un camino que puede conducir a la generalización de la eugenesia, es decir a la selección genética de los humanos con fines muy diversos: niñas o niños de ojos azules, pelo rubio y de alta estatura. ¿Les suena? Más adelante las técnicas de manipulación genética podrían usarse para fines más inconfesables, abiertamente contrarios a los derechos humanos. Hemos de recordar una vez más la utopía negativa de Aldous Huxley, un mundo feliz.

SIC. Los tratamientos a la carta no son baratos, en torno a treinta mil dólares, aunque no suponen un desembolso desorbitado para una decisión de tal trascendencia. Es, más o menos, el precio de los coches que habitualmente adquiere la clase media. El principal inconveniente es que tienes que viajar fuera de Europa (Estados Unidos, México, Panamá, Chipre, República Checa, Tailandia, Nigeria o Jordania) con los abultados gastos que esto supone. Las clínicas europeas de reproducción asistida han tomado todo tipo de iniciativas para legalizar esta práctica que, dicho sea de paso, les supondría un negocio redondo.

NON. La mayoría de las clases populares quedarían excluidas del procedimiento. Lo que no dicen las clínicas es que no siempre el tratamiento termina con éxito. Las actuales técnicas de diagnóstico genético preimplantacional (DGP) para la fecundación in vitro (en general) no son exactas en la predicción de la viabilidad del proceso, sobre todo en los casos más problemáticos. Hay parejas que tienen que repetirlo varias veces sin que la clínica se comprometa a un final feliz ni a un precio cerrado en caso de fracaso. Cada vez que se repite el intento hay que pagar una cantidad igual a la inicial.

SIC. Las clínicas de reproducción asistida a la carta (como las convencionales) disponen de un banco de óvulos y espermatozoides procedente de donantes anónimos a disposición de las parejas no fértiles para que puedan elegir la modalidad de filiación que deseen.

NON. No existe un control normativo sobre los donantes. En España una misma persona puede donar óvulos o esperma hasta seis veces en una misma clínica. Multiplicado por el número de clínicas que hay en cada gran ciudad el número se dispara. Podría darse el caso de dos familias del mismo inmueble o barrio (aunque sería raro, por supuesto) que tuvieran hijos a la carta hermanos de padre o madre o de ambos. Más oscuridad. 

SIC. Rechazar esta técnica se basa en prejuicios ideológicos, seudomorales o religiosos: se ha considerado secularmente que los padres deben siempre aceptar a los hijos tal y como sean y vengan porque es “lo natural”. Lo contrario es seleccionar embriones por caprichos personales sin “razones científicas” o como mínimo inciertas. La misión de las clínicas in vitro es que las parejas con problemas de fertilidad tengan hijos sin más. Pero esto tiene más que ver con una actitud tradicional y obsoleta que con argumentos racionales.

NON. La elección  de sexo en la fecundación a la carta pueda alterar la proporción de varones y hembras. Puesto que la mayoría de las culturas tienen una organización familiar patriarcal (posición predominante o empoderamiento del esposo frente a la esposa) y patrilineal (la herencia en sus distintas modalidades se origina en la línea paterna: los hijos heredan del padre el apellido, los bienes, los títulos o la nacionalidad), o sea, culturas machistas, la tendencia podría ser discriminatoria a favor de los varones, lo cual a medio plazo podría desequilibrar la población y ser perjudicial para la sociedad; podría implicar, en el peor de los casos, medidas totalitarias de control de la natalidad para “corregir las variaciones demográficas disfuncionales”.

SIC
Se trata exclusivamente de un ejercicio de libertad compartida que la ley debe proteger y garantizar.

NON. Algunos especialistas en fecundación in vitro han advertido sobre el perfil de los padres que requieren este procedimiento: mayores de cuarenta y dos años o más jóvenes pero con un amplio historial de abortos o patologías graves. Con frecuencia el resultado es el nacimiento de bebés prematuros, con enfermedades congénitas o síndromes genéticos. El caso más flagrante, ampliamente comentado, es el de una mujer que padecía un cáncer avanzado con una esperanza de vida de tres años que se empeñó en tener un hijo antes de morir. Además, todo tiene su edad: parejas en edad madura tendrían por sí mismas muchas dificultades para atender bien a sus hijos. Es conocido el caso de unos padres italianos que han perdido judicialmente la patria potestad por denuncias vecinales por desatención manifiesta y continua. ¡Pobres niños! 

SIC. Pueden recurrir con todos los derechos a esta técnica (sea convencional o a la carta) las parejas de lesbianas.

NON. No se conoce bien la adecuación de los roles maternos y paternos en la crianza del bebé en las parejas de lesbianas y aún menos en las sucesivas etapas de la evolución del niño al adulto.