Es comprensible
que el candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid no entre
a fondo en el concepto de libertad. Ya no es el alumno de Filosofía
Teorética, como encabezaba el título de licenciado, con quien compartí maestros
y aulas en el Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma de Madrid. Ni
el catedrático de Filosofía que impartió unas cuantas materias inextricables en
la misma Universidad (entre otras, Teorías de la Retórica, de la cual
como político no anda muy sobrado). Ahora se dedica a buscar el voto por otros
medios más vulgares (en sentido literal), como mítines, debates y otros foros
de filias y fobias. Además de cultivar su imagen monástica de hombre prudente y
comedido (al menos hasta ahora), algo que critican sus compañeros de fatigas por
falta de colmillo afilado y exceso de cristianismo inconsciente.
Lo cierto es que
muchos ciudadanos madrileños andan amoscados con el significado polisémico del
término libertad, utilizado como ariete ideológico por las derechas de
Colón. La presidenta de la Comunidad afirma que la libertad es el modo de
vida de los madrileños… Si desean una información más amplia les recomiendo
la
siguiente entrevista.
El
problema consiste en asignar un significado único a la superposición de
sentidos, sobresentidos y sinsentidos (ut supra) que se suman en el
término “libertad”. El resultado es unificar en un solo término una babel de
significados distintos y distantes. Antes de continuar les sugiero que echen un
vistazo en el diccionario de la RAE, tanto al cúmulo léxico como a las variopintas
acepciones.
Enumeramos
algunos significados; quizás les ayuden a comprender mejor la orientación de su
voto en las próximas elecciones madrileñas.
Significado
filosófico, unido a la vieja polémica entre determinismo o indeterminismo,
cuya conclusión es que, en el fondo, lo que entendemos por libertad es la
imposibilidad de controlar las ilimitadas variables que intervienen en la
conducta humana. Traducido a la teoría del caos: nuestra conducta es un sistema
dinámico inestable cuyas consecuencias, incluso a corto plazo, son impredecibles,
ya que variaciones mínimas en las condiciones iniciales de una acción pueden
implicar grandes diferencias en sus consecuencias a corto plazo (no digamos a
medio y largo). El filósofo racionalista Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716)
anticipó el problema en su Teodicea al enunciar el principio de razón
suficiente: no se produce ningún hecho sin que haya una razón suficiente
para que sea así y no de otro modo. Por tanto, no existen sucesos azarosos
o accidentales; y si lo parecen es porque no abarcamos un conocimiento completo
de sus causas próximas y remotas. El mundo es una precisa maquinaria de
relojería. La libertad es una quimera. Solo la razón omnisciente de Dios conoce
el orden absoluto de la totalidad de los acontecimientos pasados, presentes y
futuros. Para Dios, si hablamos del hombre, libertad y necesidad son lo
mismo. Obviamente, no podemos detenernos en resumir el concepto de libertad
en las distintas épocas y autores (por ejemplo, la tensión cristiana entre
predestinación y libre albedrío, origen histórico del problema); pero,
créanme, es un recorrido apasionante; los animo a ocuparse del tema en las largas
tardes de reclusión pandémica.
Significado
científico, que apunta a la improbable libertad del ser humano en su vida
cotidiana según las ecuaciones de la física cuántica, o, inversamente, a partir
de las investigaciones de la Inteligencia Artificial, al desarrollo de máquinas
capaces de elegir con éxito entre alternativas múltiples y generar mecanismos
de autoaprendizaje supervisado o no supervisado. ¡Atención humanos: un
beneficio que les permite no tropezar dos veces en la misma piedra! O los proyectos de la neurociencia para emular
el funcionamiento del cerebro en soportes cibernéticos: redes neuronales
artificiales, modeladas según la arquitectura del cerebro biológico y
entrenadas para realizar cualquier actividad... sin que sea posible vislumbrar
los confines de la robótica. La rebelión de las máquinas es uno de los
arquetipos del siglo de la tecnociencia. Han corrido ríos de tinta y celuloide
sobre tan funesta distopía. Algunas teorías de la conspiración han sugerido que
el virus que nos devasta es un producto artificial que se ha independizado de los
genetistas que lo diseñaron. Si es capaz de mutar de forma eficiente estamos
asistiendo al final de la especie humana.
Significado
político, un Estado democrático de derecho debe reconocer un conjunto de
libertades individuales en cuanto ciudadano. Por ejemplo, la Constitución Española
de 1978 recoge en su articulado las siguientes: la libertad ideológica, religiosa
y de culto (artículo 16), la libertad personal (artículo 17), la libertad de
residencia y circulación (artículo 19), la libertad de expresión e información,
así como la libertad de cátedra (artículo 20), la libertad de enseñanza
(artículo 27) y la libertad de sindicación (artículo 28). Durante la pandemia
algunas comunidades autónomas han dado la batalla legal por la limitación del
artículo 19. Nada nuevo. Son los pilares de cualquier democracia representativa.
Significado económico, cuyos principios neoliberales son la globalización de bancos, empresas multinacionales e instituciones mundiales, así como el libre flujo de capitales; la iniciativa privada como principal motor económico; el rechazo a la injerencia estatal en materia económica, es decir, la mínima intervención del Estado en la regulación de los mercados financieros, industriales, naturales y humanos y la privatización o externalización de sectores públicos. Por supuesto, la presidenta de la comunidad de Madrid se refiere a este significado cuando nos abruma con el amor incondicional de los madrileños a la libertad como estilo de vida. Dicho queda.