martes, 22 de mayo de 2018

Lobos y mastines



Como estoy jubilado y tengo una pierna fastidiada cada vez me cuesta más andar, estoy harto de ir al gimnasio a descubrir que tengo más goteras de las que pensaba, de sentarme tres veces por semana en la Biblioteca Nacional porque ya no me meto en líos filosóficos y para leer los Episodios nacionales no me merece la pena coger el metro. Hace tiempo me di de baja en el Ateneo porque estaba harto de tipos raros. Por todo esto, decía, paso mucho tiempo en casa (como todo el mundo) dedicado a ver cine malo en la tele o bueno en el video, leer las novelas de Arturo Pérez Reverte (Falco y Eva por ejemplo) o de Almudena Grandes (Los pacientes del doctor García), ir a museos y exposiciones, algún que otro viaje (todo según el manual del buen jubilado), oír ópera en modo “desatento”, incluso en el Teatro Real… en fin, una pena, está claro que la música no es lo mío pero me esfuerzo (Pulp fiction); también leer a Patrick Modiano, el premio Nobel, en francés (es asequible, se aprende pero sus tramas son un tostón top) y preparar alguna que otra entrada para mi blog por pura distracción.
Esta es la razón por la que, como a San Agustín, me interesan ochenta y tres diversas cuestiones. Una de ellas es la defensa del ganado lanar del ataque de los lobos mediante perros mastines. Es un tema que me atrae más de normal y no sé por qué ni me molesto en saberlo. En cuanto entro en YouTube me salen directamente todos los videos disponibles. Después de navegar un tiempo he llegado a las siguientes conclusiones:
La primera es que hay muchas razas de lobos: gris, ibérico, ártico, árabe, rojo, etíope. Y dentro de cada raza hay lobos con distintas características: edad, tamaño, inteligencia, valor… de ahí la estricta jerarquía en una manada de entre seis y diez miembros, liderada siempre por una macho alfa y una hembra alfa. Aquí nos referimos al lobo ibérico. Un lobo alfa puede medir hasta 90 centímetros de alto hasta el hombro y pesar 70 quilos. La hembra es un veinte por ciento más pequeña.
No hay ninguna raza de perro que pueda enfrentarse con éxito a un lobo en su hábitat, ni siquiera el pastor del Cáucaso, un perro enorme que los pastores rusos y de otras regiones del Este de Europa utilizan para la protección de sus rebaños. Los grandes ejemplares tienen un peso y una envergadura similar a un gran lobo. El dogo tibetano, el lobero irlandés, el alabái de Asia Central, el kangal turco, el mastín inglés son incluso mayores. Pero el lobo es un animal salvaje; más rápido, fecundo en ardides, dientes más grandes, y un cráneo balanceado para ejercer una mordida o presión de las mandíbulas superior a cualquier perro. Se necesita más de un perro para vencerlo. Les recomiendo este impresionante video.


En nuestro país se utiliza el mastín español o leonés (ambas denominaciones son aceptadas), de similares características al resto de los perros guardianes del ancho mundo. El perro de protección, en general y en especial el mastín de trabajo, suele estar protegido por carlancas loberas o collares de acero de varias filas de púas que protegen el cuello (carlancas de defensa) e incluso el pecho (carlancas de ataque). Los fabricantes las hacen a medida por encargo y son una herramienta imprescindible. Échenles una hojeada en Internet. Son un artefacto medieval. 
Un pastor que traslada su rebaño de doscientas cabezas a zonas de alto riesgo, por ejemplo a los fértiles valles de Cantabria donde crece una jugosa hierba que las ovejas pastan con deleite, debe llevar una docena de mastines pertrechados para evitar el ataque de la manada. Al amanecer, los lobos acechan desde las alturas. Los perros entrenados se sitúan en círculo, equidistantes, alrededor del ganado. Los dos machos dominantes patrullan en direcciones opuestas en torno al círculo. Un pastor precavido suele llevar (por si las cosas se ponen feas), además de un puntiagudo cayado, una escopeta recortada escondida en el zurrón por aquello de que el lobo es una especie protegida. A veces el sonido de un disparo al aire es suficiente para ahuyentarlos. Esta estrategia funciona en prados de cinco o seis hectáreas como máximo donde el ganado permanece agrupado pero no es eficaz con la ganadería extensiva. 
Un ejemplar aislado en cuanto ve a los perros se retira. Sabe que en un encontronazo puede resultar herido y no volverá a cazar. En pleno día es muy raro el enfrentamiento entre lobos y mastines. Ni siquiera cuando van en manada. Lo más que se produce son conatos de aproximación. El macho alfa avanza cauteloso hacia el ganado y de inmediato dos mastines, los líderes, lo flanquean a diez metros en actitud vigilante, sin mostrar agresividad, mientras los demás, bien entrenados, se mantienen desplegados en cuña. El resto de la manada, cinco, se detiene con la hembra alfa al frente. El pastor se deja ver en retaguardia arma en mano. Los mastines no buscan el enfrentamiento sino la intimidación; lo que intentan es alejarlos. Si el alfa retrocede los demás le seguirán. Si los lobos se marchan a trote ligero, los perros mantienen la posición pero no los persiguen. Sólo si la manada ataca, harto improbable, tanto por el número, tamaño y carlancas de los mastines como por la presencia del hombre, la batalla está garantizada.  Puede haber disparos y no a las nubes. Siempre se puede alegar defensa propia si aparece por allí la guardia civil rural. Cargarse al macho alfa es la solución más rápida; pero a ver quien es el pastor que le pone el cascabel al lobo. En cualquier caso, es un drama ecológico. 
El lobo prefiere cazar de noche. Si el rebaño descansa al raso es muy vulnerable. Las bajas son probables. Por eso los buenos pastos cuentan con espacios donde se refugia el ganado al caer la tarde. De hecho los feroces enfrentamientos entre lobos y mastines se producen cuando el depredador ataca a las ovejas tras saltar o sortear las vallas del aprisco. Suelen ser parejas de lobos solitarios, o macho y hembra jóvenes o dos hermanos que han cambiado de territorio y tratan de formar una manada. Son ejemplares de gama media-alta. No son los grandes “alfa” que dirigen un grupo estable. Atacan amparados por la oscuridad y pueden matar alguna oveja antes de que los mastines reaccionen y se enfrenten sin cuartel a los asaltantes que en cuanto muerden las carlancas suelen batirse en retirada. Si uno de los lobos es acorralado puede darse por muerto.
El lobo, el mastín y la oveja son animales extraordinarios. El sistema de defensa descrito es el más eficaz para que ninguna de las tres especies sufra daños irreparables. Son muy pocas las pérdidas. Detestamos la carnicería de ovejas indefensas, la muerte de perros inteligentes, como los collies, adiestrados para pastorear pero no para defender al ganado, así como la masacre indiscriminada de lobos en batidas y cacerías.
Por cierto, no sé si saben que se utilizan con éxito asnos zamorano-leoneses en la defensa del ganado contra los lobos.

Para nosotros es un proyecto importante. Pretendemos demostrar con argumentos que los burros pueden proteger los rebaños y compatibilizar el lobo con la ganadería. Zamora es una de las provincias con más lobos en España y, por eso, nos parecía adecuado trabajar en este contexto geográfico», añadió, informa Ical.
En este contexto, el biólogo explicó que ciertos burros «tienen aversión» a animales que se acercan al rebaño y presentan reacciones que pueden aprovecharse para la defensa de los rumiantes. «Son animales grandes, con mucha fuerza y que pueden matar de una coz y perseguir a perros asilvestrados, zorros o lobos. Tienen buen oído, viven integrados con otros herbívoros y rebuznan y asustan a los depredadores.

jueves, 17 de mayo de 2018

¡Creemos!



Ya tenemos tres copas de la UEFA Europa League y tres bandejas de la UEFA Champions League. Hablemos de los dos grandes protagonistas del triunfo: El Cholo y Griezmann. Luego del partido.
Mantengo el principio de que en fútbol siempre gana el que merece ganar. Un equipo puede tener el noventa por ciento de posesión, tirar diez veces al poste y chocar con el acierto del portero rival y los errores del árbitro… además de encajar un solo gol en propia meta en una jugada aislada y chapucera. Pero el fútbol consiste en enchufarla y que no te la enchufen, lo demás es secundario: una de las formas de lograrlo es jugar bien, trenzar, tocar, manejar el cuero, golear siempre que tengas en la plantilla cinco estrellas de 200 millones de pavos. Pero no es la única forma. Es evidente que el atleti no es un equipo de tocones, es más, cuando el director deportivo ficha algo parecido, Simeone se ocupa de reeducarlo para que se adapte a su manera de ganar. Los repule: trabajo y sacrificio. Su primer éxito ha sido mejorar las señas de identidad del atleti de siempre, “el glorioso” de Joserra, y en esto consiste su talento: defensa rocosa de un conjunto sinfónico, fiable, donde nadie se libra de dar la cara sea cual sea el importe de su ficha; presión al límite, recuperación, contraataque letal y sintonía con un público entregado (al que, como dice Valdano, también entrena). En ataque estático está a la altura de la Unión Balompédica Conquense. 
Desde su visión del juego, una estrategia que admite diversas pizarras, Simeone exprime al máximo las virtudes del jugador que se adaptan a sus planes. Otras le sobran si tapan las que busca. Buenos fichajes, como Carrasco, Vieto, Augusto, por no hablar del inefable Jackson Martínez, tuvieron que hacer las maletas por no adecuarse al proyecto del Cholo. Un “fina estampa” como Oliver Torres tuvo que marcharse a Portugal por sus filigranas de salón y regates a sí mismo. En un video del entreno se ve al técnico argentino decirle amablemente: ¡Che pibe, todo eso que haces no vale para nada! Tiemblo por el futuro de Gameiro y Vitolo. En la final chuparon banquillo. Otra cualidad del técnico es conseguir una competencia darwiniana en la plantilla, una selección de los más aptos a sus ideas fijas. Tiene mucha paciencia con las rotaciones y descartes, todo el mundo tiene oportunidades, pero cuando toma una decisión no le tiembla el pulso. Debe mejorar su carácter, aunque lo dudo, para no volver a ver una final enjaulado como un tigre, recorriendo más quilómetros que muchos jugadores del Olympique (como dijo el locutor de la tele). Por cierto, no le he visto lucir el rosario que le sobresalía de la chaqueta en las finales de la Champions.  
Es evidente que Griezmann es el jugador sobre el que pivota el equipo, es el Messi o el Cristiano de los poderosos. Es probable que se vaya, según parece, al Barça. No creo que haya nada que objetar a la actitud del principito salvo algunas ambiguas declaraciones a la televisión de su país. A petición del Cholo, se quedó en Enero cuando el equipo no pudo fichar por sanción de la UEFA; ha rendido a un gran nivel en todas las competiciones y nos ha regalado gran parte de la tercera Europa League. Es un profesional francés. No es Kiko, Gabi o Saúl, canteranos de pura sangre, y el Barça nos hace lo que nosotros le hacemos a otros equipos con menos presupuesto, como la Real Sociedad o el Sevilla. Eso sí, con manifestaciones forzadas e inoportunas sobre su inminente fichaje. Veremos en que para el asunto. La oferta de Gil y Cerezo es más que generosa. Lo que está claro es que si queremos crecer como equipo con una afición a la altura del nuevo estadio no podemos dejar escapar a Griezman ni a Oblak, el mejor portero del mundo.   
El arranque del partido fue flojo y casi nos cuesta un disgusto. No hubo tanteo previo. Las intenciones se dieron por supuestas y el Olympique de Marsella salió a morder al cien por cien de sus fuerzas… lo cual descolocó el entramado táctico del atleti durante el primer cuarto de hora aunque no marcaron y eso se paga. Una de las bazas que el Cholo juega por sistema es que hay que llegar al segundo tiempo en las mejores condiciones físicas. Posiblemente el profe Ortega tenga algo que ver. Además un fallo clamoroso del central marsellés Anguissa propició una de las especialidades de la casa que aprovecho Griezman para adelantarse en el marcador. Y aquí cambió el partido. En la segunda parte, una de las mejores que le he visto al atleti, el Olympique salió muerto física y mentalmente. Dejó ver sus carencias defensivas, que la liga francesa no es la española, que solo Payet, lesionado en la primera parte, sería titular con el Cholo; un equipo descompuesto que nunca penetró en el blindaje y encajó dos goles preciosos con doblete de Griezman y una espléndida definición de Gabi. ¡Gabi selección! ¡Qué injusticia se ha hecho con este gran profesional que nunca ha sido convocado para vestir la roja! Inmensos, Lucas, para mí mejor jugador que su hermano (que además no cuenta para Zidane), sin olvidarnos de Koke, Sául, Godín, y todos en general. Por cierto, muy oportuno el cambio de un desafortunado Vrsaljko por Juanfran, un jugador aquel propenso a la tarjeta innecesaria y a perder la posición en situaciones de riesgo. Está con un pie fuera del equipo. Si lo quiere el Nápoles, es suyo. Correa le gusta al Cholo más por lo que defiende que por lo que incordia arriba. Apunta a buen suplente, lo mismo que Thomas si se ficha a un centrocampista con caché. Costa se batió con los centrales pero no está en su mejor momento de forma. El resto, todo el mundo lo vio en el nuevo estadio del Lyon (ciudad donde mi hijo, un atlético de coraje y corazón, cursó hace años el Erasmus) o en la tele. El niño Torres por fin toco plata en el equipo de su vida. Después, Neptuno y las celebraciones. No insistimos. Si fuera más joven no hubiera faltado a la cita. Mañana más.
Ahora toca, partido a partido, mantener el segundo puesto de la liga frente al Eibar en el Metropolitano. ¡Cuidado con las resacas que las carga el diablo! Quedar por delante de los merengues es una sabrosura.

sábado, 12 de mayo de 2018

El tiburón de Blu


El Tiburón (2009) excelente muestra del grafitero italiano Blu, uno de los grandes del género, en el barrio del Carmel de Barcelona. Se trata de una de sus obras más conocidas. Está pintado sobre un gran muro que durante los años setenta se convirtió en un espacio emblemático dedicado a las pintadas políticas de la izquierda.


En 2009, durante el festival Influencers, Blu, pseudónimo de un artista desconocido, transformó la enorme pared en un tiburón verdoso. Está hecho con billetes de cien euros. La inmediatez y evidencia del mensaje forma parte de la estética de gran parte del grafiti (aunque los hay indescifrables). 

Es comparable a las portadas, vidrieras y capiteles de las catedrales góticas, con mensajes didácticos, rozando la demagogia populista, pero directos, dirigidos al público callejero para que pueda entenderlos incluso sin detenerse. Conviene llamar la atención entre la interacción simbólica del escualo y las pintadas que hay junto a sus mandíbulas.
  

viernes, 11 de mayo de 2018

Casarse por la iglesia



Por más manido que sea no me puedo resistir a recordarlo. Hoy me siento didáctico: la expresión “casarse por la iglesia” es un oxímoron, es decir una contradicción en los términos. Casarse es contraer matrimonio; y el matrimonio es por definición un contrato civil entre dos personas. Otra cosa es que si los futuros cónyuges son creyentes decidan dar un carácter religioso a su unión con arreglo a los ritos de la Iglesia católica. En España la boda eclesiástica tiene efectos civiles, lo cual significa que el sacristán de la parroquia traslada al registro civil los documentos firmados al terminar la misa. Por ejemplo en Francia, un país realmente laico, son ceremonias separadas. Inversamente, allí la “boda” por la iglesia no tiene ningún efecto civil.
Estas son mis impresiones (no una crónica) de una boda católica actual (este año me tocan unas cuantas). De entrada, seis mil euros: reservar la iglesia, adornar con flores el altar y pagar una mínima orquesta y coro (entre cinco y diez personas) que interpreten las piezas que los novios elijan del repertorio. El Ave María de Schubert y el Aleluya de Händel son obligados. Ha dejado de ser tendencia el “ya se han casao”, la Marcha Nupcial de Mendelssohn o la tocata y fuga de Bach si la iglesia tiene órgano. También está de moda mezclar lo clásico con piezas modernas: la Salve rociera si los novios son tradicionales y si son progres el Creo en vos de Carlos Mejia Godoy.  A veces adaptaciones melifluas de los Beatles, Michelle y otras baladas, nunca de los Rolling Stones (me ha venido a la cabeza su Sympathy for the Devil). El "modo María Dolores Pradera" da mucho juego. Por fin llega la novia blanca y radiante, comienza la ceremonia. Se saben la liturgia la mitad de la mitad de las bancadas. O sea, los que van a misa los domingos y fiestas de guardar. Los demás como mucho se santiguan, dicen Amén y rezan el padrenuestro con la letra antigua. El resto es un murmullo tarareado como el himno nacional en los partidos de la selección. El celebrante se impacienta y sube la voz para despertar las almas dormidas. En pie, pueden sentarse; nunca he entendido el porqué de la movida. La lectura de los textos elegidos por los novios es otro momento mágico. Media familia de cada parte desfila por el atril con dispar fortuna evangélica. Si estuviera en mis manos trataría de convencerlos para que solo la novia leyera estos hermosos versos del Cantar de los Cantares:

¡Oíd, que llega mi amado, saltando sobre los montes, brincando por los collados!
Es mi amado como un gamo, es mi amado un cervatillo.
Mirad. Se ha parado detrás de la tapia, atisba por las ventanas, mira por las celosías.
Habla mi amado y me dice: "Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí Paloma mía,
que anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura,
déjame escuchar tu voz, y es hermosa tu figura."
¡Mi amado es mío, y yo soy suya!
Él me dice:
"Grábame como un sello en tu brazo, como un sello en tu corazón, porque es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; es centella de fuego, llamarada divina: las aguas torrenciales no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos."
La homilía incluye alusiones biográficas a los contrayentes, los típicos quien, cómo, dónde y cuándo se conocieron, la excelencia de sus familias, cristianos viejos, y sobre todo un mensaje tan “espiritual”, tan cargado (¿cargante?) de amor sacro y tan ajeno al amor profano del Cantar de los Cantares que a los novios se les pueden quitar las ganas de “tener relaciones” durante una semana. En una cosa lleva razón: el misterio del amor conyugal comienza ahora. Sí, quiero. Firmas, fotos, paseíllo y cierre. La rociada de arroz y confeti al salir los ex novios de la iglesia está totalmente demodé.
Concluida la ceremonia, los invitados tienen que desplazarse al lugar del banquete. En Madrid han crecido como las setas en un radio de cincuenta quilómetros un montón de fincas, complejos hoteleros e incluso antiguos palacios especializados en bodas y toda clase de eventos familiares con una amplia lista de menús y presupuestos.. ¡Una simbiosis comercial perfecta! Hace pocos años se celebraban los divorcios. Como la gente pimpla antes, en y después de la fiesta, hay que alquilar un servicio de autobuses de ida y vuelta (con un mínimo de tres franjas horarias). Obviamente, depende del número de comensales. Una media de doscientos (y me quedo corto) requiere, al menos cuatro autocares a la ida. Otros seis mil euros. Luego viene el equipo de fotógrafos. Mil euros por venir en la furgoneta más lo que pagues por las fotos que te gusten. Hacen cientos. Con la revolución digital los costes son mínimos y los álbumes se pagan a precio de incunables.
A mí lo que más me gusta son los aperitivos y las copas del jardín que te ofrecen los amables camareros en bandejas con salsas, palillos y cortes de pan en el momento justo en que te apetece otro bocado (el ritmo de paso de los entrantes es básico, como en el golf): brochetas, croquetas, minis, canapés, jamón, salmorejo… Todo menos sushi. Con esto me daría por cenado (si es de noche).
Cuando por fin los invitados toman asiento en las mesas que les han adjudicado en el salón nupcial según criterio de parentesco y afinidad, entran los novios cada uno por su lado dando brincos y cabriolas al ritmo de una música atronadora; servilletas al aire, aplausos, cantos regionales y vivas que durarán toda la velada. Lo más flojo suele ser la comida o cena porque nada es lo que parece a pesar de los nombres sofisticados de la carta: la crema de marisco es de cangrejo, la merluza es lomo de caballa y el solomillo está más duro que la pata de Perico. Vino recio y postres normalitos. Agua a discreción. Es cierto que es muy difícil dar bien de comer a tanta gente. Con bailongo, disc-jockey, barra libre y bocatas de recena (sólo quedan los beodos), prepara 200 euros por cabeza. Total: sesenta mil euros de vellón.
A los dos años se divorcian. 

P.D. Mi consejo:¡SORPRESA! Cásate en petit comité por lo civil. No digas nada a nadie. Por muchos regalos en efectivo que te hagan al final tendrás que soltar un pastón. También te evitarás ir disfrazado de gallina en la despedida de soltero. Celebra una comida íntima con los familiares en primer grado, hasta los abuelos. Invita a los cuatro padrinos. Seguro que te harán buenos regalos. Después ya quedarás con tus amigos para tomar una copa o cenar a escote. Si tienes convicciones religiosas espera unos años y repite la jugada en una iglesia de provincias. Con lo que te ahorras puedes dar la entrada de un piso.  O vivir unos años de alquiler.

miércoles, 2 de mayo de 2018

Los enigmas del Padre Brown



El Padre Brown, el conspicuo personaje de Chesterton (1874-1936) al que dedicó 53 relatos entre 1911 y 1936 agrupados en cinco recopilaciones, es un sacerdote papista de aspecto insignificante, bajito y rechoncho, cabezón, de cara redonda en la que brillan unos ojos inocentes detrás de las gafas de concha. Camina con pasos cortos bajo la sotana descuidada, suele llevar un paraguas viejo que se le cae constantemente y un sombrero clerical de teja que oculta su cabello marrón. Si fuera pájaro más que un cuervo parecería un mirlo gordezuelo. Original de Cobhole, Essex, está adscrito a la iglesia de San Francisco Javier en Camberwell, Londres. Gran parte de sus enigmas (si se tratara de Sherlock Holmes hablaríamos de casos) se desarrollan en la campiña inglesa (y en eso coinciden). Pero tras su aspecto de cura pueblerino, de su aparente ingenuidad, se esconde un cerebro privilegiado, perspicaz, dotado de unas facultades milagrosas para la intuición, el razonamiento y la reconstrucción de la verdad. Tiene una mente afilada como una hoja de afeitar capaz de cortar en tres la microscópica punta un alfiler en la que caben los mil ángeles de la paradoja medieval y que lo sitúan a la altura de su coetáneo Sherlock Holmes, el gran detective al que Chesterton admiraba… por más que el Padre Brown represente su contrapartida.
En el primer relato de la serie, el sacerdote conseguirá vencer y convencer a Flambeau, un experto ladrón francés de guante blanco, especialista en joyas, para que se arrepienta de su vida criminal y se convierta en un respetable detective privado. Flambeau será el amigo fortachón, el guardaespaldas, el compañero inseparable y colaborador perplejo (recuerda a Watson) en la solución de los misterios brumosos de la Inglaterra victoriana. Asimismo, esta unión hará más verosímil la presencia del padre en el lugar del crimen. En ocasiones, su presencia, su “ubicuidad”, parece fruto del azar, de una licencia literaria (después de todo el demonio está en todas partes), en otras del imán que tiene para atraer a su terreno al maligno o de las extrañas circunstancias del relato: en una lujosa fiesta de la nobleza inglesa aparece de la nada un curita menudo, trivial e inofensivo… requerido con urgencia por un marqués de recia estirpe. Hasta las orgullosas clases altas del Imperio reconocen su perspicacia para desatar el nudo gordiano de lo inexplicable.
Su método es la observación de los demás y de sí mismo. En el relato El martillo de Dios afirma: Soy un hombre, y por lo tanto tengo a todos los demonios en mi corazón. La introspección sincera es el camino más directo para reconocer los motivos del mal y los oscuros rincones del alma. El confesionario, por ejemplo, es una fuente inagotable de enseñanzas. El truco consiste en ponerse exactamente en la mente del criminal y tratar de pensar como un gran pecador. En innumerables ocasiones El Padre Brown recuerda que su condición sacerdotal, en contacto permanente con la maldad y el uso descarriado del libre albedrío, le ha ayudado a entender a los hombres hasta llegar más allá de donde han ido otros, incluidos policías de fama mundial (como Valentin) o curtidos detectives. En numerosas ocasiones busca más la redención del criminal que el castigo. Si está seguro de haberlo logrado, tras larga conversación, desaparece y deja que sean otros los que, si pueden, apliquen la justicia terrena.
La clave del laberinto es la intuición, después las puertas se abren por sí mismas, los senderos correctos nos muestran la salida. La naturaleza humana es recurrente, lo que varía es el procedimiento criminal. Los lazos invisibles del enigma confirman lo que no podría ser de otro modo. El error al juzgar al Padre Brown, repetía Chesterton, consiste en pensar que encerrado en su parroquia y cegado por su vocación nada sabe de la verdadera complexión del mundo. El secreto de la mística consiste en esto: todo puede entenderlo el hombre, pero sólo mediante aquello que no puede entender. El lógico desequilibrado se afana por aclararlo todo, y todo lo vuelve confuso, misterioso. El místico, en cambio, consiente en que algo sea misterioso para que todo lo demás resulte explicable.
En todos sus enigmas siempre está presente el dualismo razón y fe. No en vano es el mejor biógrafo de Tomás de Aquino. Una teología sin razón es una mala teología. Una razón sin fe es un abismo sin fondo, por eso el ateísmo es una pesadilla. En la concordia entre ambas reside la clave del mundo. En los alambicados enigmas que resuelve el Padre Brown, el origen del mal tiene siempre su origen en la presencia directa o en el tenue hilo conductor que conduce a la heterodoxia, al desconocimiento, al distanciamiento o a la violación de la ley moral verdadera (y única) que propone e interpreta la iglesia católica. El mal es siempre una desviación próxima o lejana de la ley moral. Cuanto más lejana más complejo resulta el enigma. La sagacidad del Padre Brown estriba en su instinto infalible para seguir el rastro antinatural del crimen hasta sus raíces. El mal es para la razón una conducta antinatural, contraria a la condición humana en sí y para sí. En el relato Los pecados del Príncipe Saradine, el cura detective afirma: Yo nunca dije que fuera siempre un error entrar en el país de las hadas. Sólo dije que siempre era algo peligroso.
El país de las hadas tiene muchas versiones: Religiosas (ateos, agnósticos, puritanos, presbiterianos, calvinistas). De los protestantes en general afirma que de la libre interpretación de la Biblia se sigue cualquier cosa; su conclusión es el relativismo y la justificación de una conciencia enturbiada de sofismas y contradicciones. Oh, podría decir que él era honesto, como usted lo llama, pero ¿de qué le sirve a un hombre ser honesto en su culto a la deshonestidad? (El signo de la espada). También masones, falsos profetas, supersticiones exóticas y ritos ancestrales. Y, por supuesto, las versiones ideológicas: el positivismo, el cientificismo, el maquinismo (tan de moda hoy con el tema de la inteligencia artificial), el darwinismo o el socialismo materialista. Hay diez filosofías falsas que podrían encajar con el universo. Hay diez teorías falsas que encajarían con el castillo de Glengyle. Pero lo que queremos es la explicación real del castillo y del universo. (El honor de Israel Gow).  
También critica el capitalismo plutocrático de acuerdo con los planteamientos nominalistas de la doctrina social de la Iglesia romana. El último relato del padre Brown, escrito por Chesterton poco antes de su muerte, identifica al capitalismo con el crimen organizado: Esos acuerdos entre los grandes hombres de negocios y los gánsteres están muy extendidos en América, porque ambos trabajan en el mismo ramo. En el relato La máscara de Midas, afirma que el protagonista era un genio de las finanzas, y sus robos eran robos a miles de pobres.
Todos estos relatos han sido recientemente reeditados en cinco volúmenes en España por la editorial Valdemar. Hay también dos ediciones en un único volumen con el título "Los relatos del Padre Brown", en la editorial Acantilado (2008). También "El Padre Brown, relatos completos", publicada en Ediciones Encuentro (2017). Por mi parte he de confesar, por supuesto al Padre Brown, que he seguido el tomo segundo de las obras completas de G.K. Chesterton publicadas por Plaza Y Janés  (Colección Clásicos del siglo XX, segunda edición, 1967). Un regalo de mis padres cuando era un  adolescente curioso (¿o un curioso adolescente?).