viernes, 23 de febrero de 2018

Politeia II



Don Benito en los Episodios nacionales: Las cuatro quintas partes de las grandes reputaciones morales no significan otra cosa que falta de datos para conocer la historia de los individuos que se pavonean en ellas fatuamente, como los cómicos cuando se visten de reyes.

La independencia ética y política sirve para: pensar con tu propia cabeza; saber si estás pensando con la cabeza de otro; evitar pensar a fin de de ser aceptado o recompensado por otro. En conclusión, una pretensión sobrehumana…

El héroe, John Le Carré: Hay que tener el temple de un héroe para ser una persona decente.

A cierto nivel de opresión poco importa la forma que toma la verdad. Pues finalmente cuanto mayores son la mentiras, las noticias falsas y las manipulaciones partidistas, más muestra un régimen la extensión de su poder.

El ideal de la democracia ateniense fundada por Pericles no era tanto la igualdad ante la ley, la participación de los ciudadanos en la elección de cargos o los tribunales de justicia, sino acabar con el hedor insoportable de la mentira y la corrupción como condición de la vida pública.

Capítulo XVIII de El Príncipe, De qué modo han de guardar los príncipes la palabra dada, es el preferido de quienes gobiernan. Sólo un párrafo: ...la experiencia muestra que en nuestro tiempo quienes han hecho grandes cosas han sido los príncipes que han tenido pocos miramientos hacia sus propias promesas y que han sabido burlar con astucia el ingenio de los hombres. Al final han superado a quienes se han fundado en la lealtad.

Resumo a Nietzsche: El Estado es en última instancia el administrador supremo de las diferentes mentiras de una civilización decadente y el depositario de las ideas metafísicas, de las normas morales, de la religión oficial y de la ciencia.

Decía un místico del Renacimiento que no debemos aferrarnos a lo que no entendemos. Cuando sentenciamos sobre la democracia, el Ángel de la Sabiduría, desde las altura, se ríe o llora por nosotros alternativamente.

Más Galdós. El fragmento está sacado de los "Episodios nacionales", en concreto del titulado Memorias de un cortesano de 1815. Cuando se me presentaba alguno en cuya facha conocía yo que era hombre de posibles, mayormente si venía de provincias con cierto cascarón de inocencia, lo recibía cordialmente, nos encerrábamos, conferenciábamos a solas, le persuadía de la necesidad de tapar la boca a la gente menuda de las oficinas, conveníamos en la cantidad que me había de dar, y si se brindaba rumbosamente a ello, cogía su destino. Siempre era una friolera, obra de diez, doce o veinte mil reales lo que cerraba el contrato, menos cuando se trataba de una canonjía, pensión sobre encomienda u otro terrón apetitoso, en cuyo caso había que remontarse a cifras más excelsas. Si nos arreglábamos, se depositaba la cantidad en casa de un comerciante que estaba en el ajo, y después yo me entendía con los superiores, si no me era posible despachar el negocio por mi propia cuenta. Asunto era este delicadísimo y que exigía grandes precauciones. Por no tomarlas y fiarse de personas indiscretas, no dotadas de aquella fina agudeza a pocos concedida, cayó desde la altura de su poltrona a la ignominia de un calabozo un célebre ministro de Gracia y Justicia.

Desde Maquiavelo sabemos que la política tiene reglas propias que nada tienen que ver con la ética; pero que tampoco tenga que ver con la lógica es algo que ni siquiera imaginó el pensador florentino. Lo cierto es que hay numerosos ejemplos actuales de la no validez política de los principios de identidad, contradicción y tercero excluido: de un día para otro, el mismo personaje ya no es el mismo, dice lo contrario que ayer y encuentra un término medio imposible entre ambas afirmaciones.

El lenguaje de los políticos sobre la enseñanza reglada es una jerga socio-jurídica dirigida a sus votantes, a la prensa y a los ciudadanos  (sobre todo a los padres) que no saben en qué consiste dar clase. Nada de lo que largan importa un carajo a los profesionales de la enseñanza ni es algo que tenga que ver realmente con ella.

Marx entendía la explotación o alineación económica del trabajador como la apropiación indebida por el empresario de una parte del producto de su trabajo que no le era remunerada (plusvalía) y se convertía en capital acumulado o tasa de plusganancia. Sobre este principio gira todo el sistema capitalista. La semejanza esencial con el pirateo en Internet es que también te apropias del trabajo ajeno contra su voluntad, empobreces al trabajador y lo degradas como persona. ¿Qué diferencia hay exactamente entre ambos casos que justifique la defensa progresista del pirateo?

El mundo comenzó sin el hombre y terminará sin él. Las instituciones, las costumbres y los usos que yo habré inventariado en el transcurso de mi vida son la eflorescencia pasajera de una creación en relación con la cual quizás no posean otros sentido que el de permitir a la humanidad cumplir en aquellos lugares su papel
Lévi-Strauss

miércoles, 21 de febrero de 2018

Minima moralia I



Lo que nos muestra una observación atenta (y limpia) de la vida: las actitudes morales se heredan, forman parte del temperamento innato, se reciben a través de misteriosos renglones genéticos. Ser una persona honesta, una buena persona, una buena voluntad, en sentido kantiano es un don, un privilegio accidental, sobrevenido, inconsciente… y lo contrario una desdicha. La cultura, la educación, la familia, los usos sociales o la historia quitan o ponen, de acuerdo, pero en el fondo nada esencial. Ante la barbarie, los altavoces oficiales pregonan a los cuatro vientos: hay que ser ético en esto, lo otro y lo de más allá, como si los futboleros violentos, los políticos corruptos, los periodistas mendaces, los delincuentes sexuales, los malvados en general tuvieran la oportunidad de cambiar su forma de ser.

Por cierto, no hay nadie que actúe por imperativos morales categóricos (se debe hacer X sin condiciones, por puro acuerdo de la voluntad con su sentido del deber), todos son hipotéticos en mayor o menor grado (se debe hacer X si quieres conseguir Y).

No creo en la educación en valores. Suena a adoctrinamiento venga de donde venga. Es incompatible con que el alumno piense con su propia cabeza. Nunca me gustó que alguien educara a mis hijos en (sus) valores. Prefiero los términos “enseñar” o “instruir”. “Orientar” también me parece sospechoso de manipulación. En cualquier caso, un buen profesor educa a sus alumnos de manera implícita, nunca explícita.

Sobre el sobado término “humanismo”: el único humanismo no contaminado, no ideológico, todavía respetable, es el de aquellos sabios del Renacimiento que promovieron los Studia humanitatis y salvaron el legado clásico para la cultura europea.

Hay dos clases de derechos humanos: Los primeros han supuesto una de las mayores conquistas éticas y políticas de la historia. Los segundos, voceados por políticos que no creen en los primeros, son simplemente el aceite lubricante de los grandes negocios del capital industrial y financiero.

La virtud de una chica es mucho menos importante en Hollywood que su peinado, decía Marilyn Monroe. ¡Qué actual suena la frase! Aunque entonces todo el mundo callaba ante la infamia. Pero lo que realmente perdió a Marilyn fue el síndrome terminal de identidad que sufren muchas estrellas de la industria cinematográfica norteamericana: una mañana se asoman con resaca al espejo y ya no saben quiénes son ni lo que han hecho. Sin memoria biográfica, incapaces de reinventarse, se convierten en un montón de circunstancias sueltas sin un yo que les cobije; son víctimas de un vaciado en el que sólo queda el molde sonriente que aparece en los carteles. Y sus escándalos sexuales en la prensa.

Una de las justificaciones de la muerte que me resultan más filisteas es la de aquellos que sentencian que “morir es algo natural”. Yo creo que la única muerte que nos parece natural es la de los demás (y no de todos). No deberíamos pensar en nuestra muerte puesto que carecemos de información fiable. La muerte de cada uno (no la del otro, la que conocemos) es una experiencia única y “antinatural”. Cada cual, a solas consigo mismo, conocerá (si es que los conoce) los pormenores de su postrera hora. Ese acontecimiento final es algo que está reservado a un solo espectador: Tu muerte es tuya, del soneto de Agustín García Calvo. 

Un argumento a favor de los contrarios y en contra del diálogo como bálsamo de Fierabrás: “Las palabras significan -decía Lewis Carroll, el de Alicia- lo que nosotros decidamos que signifiquen”. Un privilegio y una condena. En cuestiones éticas, políticas (el ejemplo lo tenemos cerca) o religiosas lo normal es la discrepancia insalvable. La ética dialógica o del discurso es un mero ideal académico. 

Hay innumerables defensores de la “descarga libre de contenidos en la red”, o sea, de piratear música, cine, libros imágenes... Por el tono general (“acceso libre a la cultura”, “educación popular”, etc.) sus argumentos parecen progresistas en lo ético y de izquierdas en lo político. Aportan a su favor que muchos autores están de acuerdo con esta “nueva forma de entender el mundo", aunque no los citan; quizás se ganen la vida de otro modo; o tienen tanto dinero que les da igual (aunque el dinero nunca es suficiente). Otro argumento es que “es imposible poner puertas al campo”, en mi opinión todavía más sesgado. Robar es robar, en el mundo real y en el virtual.

Una relectura: la estupenda novela de Sacher Masoch La Venus de las pieles (¡vaya título erótico!) es sexo literario, no es más pero tampoco menos. El sexo de verdad no es cosa de grandes palabras: o no se habla o se dicen ternezas o, sobre todo, ordinarieces (o las tres cosas).
Jaime, mi colega de mesa en la clase de francés, a la mínima echa sapos y culebras del capitalismo. Antisistema puro. Esta mañana en el examen oral a dos, para facilitarle las cosas le pregunté en gabacho del fácil: ¿Te gusta el capitalismo? Por supuesto, contestó en un ataque de sinceridad, como a todo el mundo, lo que pasa es que estoy en el sitio equivocado: trabajador, español, joven y en paro. 
Decía mi mejor profesor de la facultad: ¿Gente decente?, búscala entre aquella que ha sido excluida de la capacidad ilimitada de desear.

“¡No hablo más que de cambiar el mundo y soy incapaz de cambiarme a mí mismo!” Se recriminaba, achispado y teatrero, el estudiante de filosofía en el bar de la facultad… Puesto que no podemos cambiar el mundo, cambiemos de conversación, le dijo ella (otro “idiota interesante” incapaz de echar un buen polvo: un buen ejemplo de cambiar el mundo y de cambiarte a ti, pensó).

Si a los cazadores les gusta disparar con armas de fuego a los animales y a los pescadores sacarlos del agua con ganchos de acero, vale que lo digan y punto. Incluso les aguantamos que nos larguen el rollo de los instintos atávicos desarrollados durante la hominización y bla, bla, bla. Pero lo que no soporto es que los caza-pescadores pretendan convencernos de que son ecologistas a tope, hooligans de la fauna y protectores incondicionales de la naturaleza. ¡Al carajo!
-¿Es usted feliz?
-Todavía no he caído tan bajo.
Baudelaire 

Buda: El amor al silencio es el único camino que despierta la conciencia.

domingo, 18 de febrero de 2018

Los cinco axiomas del fútbol


Según el diccionario de la Real Academia Española un axioma es una proposición tan clara y evidente que se admite sin demostración. Estos son, como en la geometría de Euclides, los cinco axiomas o principios del fútbol.

Primer axioma: El fútbol no sería nada sin la televisión. Los jugadores se llevan una buena porción de la tarta de fresas con nata pero hay otros invitados. ¿Alguna vez se han parado a pensar cuánta gente vive del fútbol? Tenía razón Cristiano Ronaldo (¿o fue Dani Alves?) quien dijo que si se paga una cantidad estratosférica por un jugador es que lo vale. Es decir, a corto o medio plazo el club recupera la inversión, la centuplica y reparte directamente con los poderes fácticos (derechos de televisión, federaciones nacionales e internacionales, representantes de casi todo) o indirectamente (patrocinadores, marcas deportivas, casas de apuestas, prensa deportiva, programas de radio repletos de publicidad, etc.). Los borreguitos pagando… como yo, que estoy suscrito a Movistar fútbol a precio de oro. La mayoría de los padres estamos dispuestos a dejar en la indigencia a nuestros hijos antes que perdernos la Liga y la Champions.

Segundo axioma: ganar, ganar y volver a ganar. Hay, por tanto, que fichar a los mejores como sea. Cifras de escándalo. Pero para que el fichaje sea rentable con mayúsculas se tienen que dar tres condiciones: que sea tan bueno como dicen; que tenga un efecto multiplicador en cada jugador de la plantilla y, por tanto, en el conjunto; y, finalmente, un entrenador que tenga la virtud y la fortuna de convertir el caos en armonía. Entonces el oro fluye. Un ejemplo entre muchos: si la cosa prospera, la nueva estrella hará que se vendan en las tiendas oficiales del club y franquicias del ancho mundo un millón de camisetas con su nombre y medio millón de media con el de sus compañeros. Aunque hay una excepción al axioma nada desdeñable: la compra de clubes por un multimillonario entre chiflado y emprendedor, astuto negociante cuya especialidad es vender humo. Si pintan bastos (consecuencia inevitable pues era el fin que buscaba), entre embrollos legales, chanchullos fiscales, enredos políticos, sobreprecios de jugadores, compraventa de activos a la baja y comisiones millonarias, acaba por arruinar al club que no gana un partido desde hace seis meses. Tras un montón de promesas incumplidas y falsas soluciones, al culpable del desastre solo le queda volar a su país con los bolsillos llenos tras el reparto de culpas e incompetencias. Y si te he visto no me acuerdo.

Tercer axioma: todo es negocio. Resumen de los anteriores. Los clubes de gama alta, los que ganan títulos, son máquinas de fabricar dinero. Las multinacionales europeas del equipamiento deportivo están metidas hasta el cuello. El mejor equipo de la galaxia, según muchos, está presidido por un empresario de guante blanco y mano de hierro. Los propietarios de su "eterno" rival también son empresarios, alguno de turbia tradición, para que vamos a engañarnos. El otro mejor equipo del universo es el rey de los juzgados: follones fiscales, fichajes opacos, querellas presidenciales...  
Algunas multinacionales no europeas invierten en paquetes de acciones de un club “con proyección” sin llegar, por el momento, a ser mayoritarias en el consejo de administración. A mí no me gusta lo de Wanda delante de Metropolitano. Por cierto, Wanda ha vendido sus acciones a un millonario israelí, aunque antes se ha asegurado de mantener su nombre en el estadio a cambio de vagas promesas. El siguiente paso en el reparto de la tarta es el proyecto del fútbol-Estado. Ya me contarán de donde ha sacado el contante el Paris Saint Germain para pagar fichajes de más de doscientos millones de euros la pieza. Grandeur La France! Las Federaciones miran a otro lado aunque se incumplan sus propias normas de fair play financiero. Por eso eligen a presidentes que les hagan el caldo gordo. Los escándalos de corrupción en la cúpula nacional e internacional son y han sido sonados. Si el dinero existe todo está permitido (diría un Dostoievski agnóstico). O el fútbol chino, o sea el Estado que todo lo sabe y todo lo puede, que tienta tanto a viejas glorias como a jóvenes promesas de las ligas europeas con fichas mareantes. Son fieles a la idea del bueno de Karl de que la única función del capital es la acumulación de capital. Y para eso necesitan ser competitivos. ¡A por ellos! Mi última gran oportunidad dicen unos, mi primera dicen otros. Y se largan. Los chinos actúan con paciencia oriental: poco a poco la gota del lucro horada la piedra. Mientras, la burbuja crece. El fútbol norteamericano sigue el mismo camino aunque no hay Estado.

Cuarto axioma: el fútbol es la guerra. Se pretenden implantar nuevas tecnologías como el Video-arbitraje (VAR) o el Ojo de Halcón en situaciones cruciales como penaltis, goles, tarjetas rojas directas o identidad del autor de una infracción. El mal perece y el bien prevalece. Chorradas y error grave. Bajarán los ingresos. El negocio se resentirá; en mi opinión, las nuevas tecnologías no tienen futuro. El fútbol no tiene nada que ver con los valores edulcorados de justicia y equidad porque es como la vida misma, ya saben: sin moviola, “valores” ni zarandajas. Por eso nos gusta. Me parto de risa con tópicos como merecimos más, el empate hubiera sido más justo o el arbitraje nos perjudicó gravemente. O con la defensa hipócrita de algunos periodistas de códigos éticos en el campo, en la grada y en los aledaños del estadio. ¿A quién le interesa un fútbol sin bronca, errores garrafales del árbitro (al que los jugadores intentan engañar en todo momento por orden del míster), insultos y entradas brutales? ¿Qué va a contar la radio por la noche y por el día la prensa del ramo? Son los propios clubes los que financian bajo cuerda y protegen a los ultras, guardan la parafernalia en los sótanos y cuando se produce alguna puñalada, los directivos se mesan los cabellos, se rasgan las corbatas de doscientos pavos, claman al cielo y toman medidas que duran quince días. Expulsan al culpable que va a la cárcel y tal día hará un año.

Quinto axioma: siempre merece ganar el que gana. Un equipo puede tener el noventa y nueve por ciento de posesión del balón, tirar veinte veces al poste y chocar con el acierto del portero rival y los errores del árbitro, además de recibir un solo gol en una jugada aislada y chapucera. Pero el fútbol no consiste en dominar al rival, ni tirar al poste, ni hacer que se luzca el meta contrario, ni sufrir las cantadas arbitrales sino en enchufarla. Lo demás es falsa moral y metafísica barata de la que viven los tertulianos, analistas y teólogos del fútbol. Hay personajes en la boca de todos.

domingo, 4 de febrero de 2018

A favor de las mujeres


¿Alguien puede explicarme por qué los bebés niña tienen que llevar vestidos rosa y los niños azul? Quizás sea por influencia de la copla que cantaba Gracia Montes (¿hay claveles azules?):

¿Será una rosa, será un clavel?
El mes de mayo te lo diré.

Lo cierto es que de pequeñas, las niñas son más precoces que los niños; incluso con menos años les dan sopas con honda, son más cariñosas, menos brutas y más guapas. En cuanto las destetan no se tragan lo del ratoncito Pérez y fingen creer en los Reyes Magos por no aguarle la fiesta a su hermanito de diez años. Recuerdo que mis abuelos nos llevaban a la entrada de Galerías Preciados a llevarles la carta a sus majestades de Oriente. Una hora de cola a la intemperie. El rey que te tocaba te sentaba en sus rodillas y te preguntaba si habías sido bueno, si estudiabas, si eras limpio (el rapaz que estaba a mi lado escondió veloz las manos pringosas y mugrientas) y ordenado, etc. Asentimiento total y aburrimiento profundo. Un minuto por niño con beso barbudo y lanoso. Le dabas la carta a un paje vestido con un traje vagamente parecido al de Papá Noel y cara famélica que la depositaba con infinito mimo en un rebosante saco navideño. Probablemente el contenido del saco terminara en la caldera de la calefacción de Galerías Preciados, pero si hubiéramos tenido la impagable ocasión de leer las cartas podríamos haber confirmado las diferencias de papeles que la familia, la escuela, la iglesia, ¡los amigos! asignaban a unos y otras. Sin duda, la lista de los juguetes reproducía la lógica de la dominación que desde tiempo inmemorial ejerce la sociedad patriarcal sobre la mujer. 
¿Qué os han dicho los Reyes, preguntaron mis abuelos? Yo estaba mudo de emoción. No me salían las palabras del cuello de la camisa. Mi hermana, dos años menor, opinó al instante: al mío le olía el aliento a vinazo igual que al tío Joaquín… Mis abuelos se miraron de reojo con aprensión. A partir de cierta edad crítica, los niños van encantados (nunca mejor dicho) a la cabalgata, las niñas sólo si algún familiar influyente ha conseguido que vayan en una carroza disfrazadas de hadas tirando caramelos y confetis. En realidad, los hombres no maduran nunca.
He sido profesor de Enseñanza Media y puedo afirmar que entre los alumnos siempre florece algún cerebrito. Pero en términos generales las alumnas estudian más y se portan mejor; no solo estimulan el aprendizaje de sus compañeros que observan el progreso de las jóvenes, sino que los desbastan, suavizan la horda, hacen que se duchen, que no crezcan los brotes de acoso y den lo mejor de sí mismos; es decir, las alumnas favorecen la educación y la instrucción del grupo (dos cosas distintas), a medio plazo ponen freno al rebuzno nacional. A la selectividad me remito: las notas de corte más altas, por ejemplo, las de Medicina, las sacan por abrumadora mayoría las chicas.
Hace poco un equipo de sociólogos realizó el siguiente experimento: ante un grupo de niñas que habían finalizado la Enseñanza General Básica desfilaron y se presentaron profesionalmente una médico, una arquitecto, una ingeniera, una catedrática de universidad y una directora de banco que se prestaron a colaborar en la performance. En el video que grabó el equipo, lo primero que llama la atención son las caras de asombro e incredulidad de las niñas. Una de ellas dice: ¡van disfrazadas! Desolador.
En la Enseñanza Media he comprobado que las parejas que se forman en la misma clase son asimétricas y lo normal es que fracasen. Pueden ocurrir dos cosas: que el chico comprenda que el plan desborda sus posibilidades e inicie una prudente retirada (que me quiten lo bailao) y se centre en los estudios o bien que siga adelante colado hasta los tuétanos y sea la chica la que rompa la baraja (fue bueno mientras duró y a partir de ahora amiguitos del alma) con el consiguiente drama emocional del joven y el bajón en su rendimiento académico. En general, chicos y chicas se sientan en el aula por separado. De esta falta de competencia evolutiva por las hembras, a las que no les interesan sus iguales por más mamporros y empujones que se den en los pasillos, pretendían sacar partido los repetidores y tripitidores. A lo largo de mis años de profesor he vivido algunas situaciones “conflictivas” relacionadas con estos vagonetas oportunistas. Pongo tres. La primera la protagonizó un tripi de cursos anteriores al que ir con el atleti no le libró de un sonoro suspenso. Un día se levantó de la silla al grito de “profe, voy al servicio a desbeber”. Seguramente iba algo cocido y se le fue la pinza. Al volver, se dirigió a la chica que se sentaba aquel día con él: lo que acabo de tener en mis manos te va a hacer feliz e intentó tocarle la cara. El grito me salió más brutal de lo que soy: ¡Ni se te ocurra Rodri, para, sal de clase y luego hablamos del asunto! La chica retrocedió despavorida. Rodri se dio cuenta de la metedura de pata y se largó. Era una broma, baló. Antes de acabar la clase entró avergonzado a pedir disculpas a la chica, a sus colegas y a mí. Se pasó del escuchar atento a las risotadas masculinas. El silencio colectivo le libró de una buena. La segunda fue hace muchos años: de los servicios del final del pasillo salieron los gritos angustiados de una chica. Cuando salí de clase ya había subido el conserje, un guardia civil retirado que los retuvo. Además yo los conocía. Según parece, tras la “comisión” de disciplina y otras zarandajas, tres repetidores intentaron sin éxito, salvo quitarle los vaqueros, propasarse con una mozuela de su clase. Acabó con la expulsión de la manada. El jefe de estudios me dijo que, en su opinión, la chica (aunque lo negó) se puso a tontear con ellos que en el acto pasaron de ser personas a penes desbocados. El tercer caso me ocurrió en una clase de ética en Segundo de la ESO (edad difícil esa). Es una variante del cipote de Archidona contado por Cela. Estaba explicando, me acuerdo, la diferencia entre separación, divorcio y nulidad matrimonial cuando oír aullar en la penúltima fila al repetidor alfa de la clase. Había convencido a la mano inocente de una novieta novata para que lo masturbara. Cuando llegué, la chica del pupitre de atrás los estaba poniendo de guarros hasta las cejas. La de adelante la armó porque la novieta se había limpiado las manos en su jersey… Puse el caso en manos del profesor de guardia más que nada porque pasar del tema (que es lo que me pedía el cuerpo) podía volverse contra mí, vía padres; aunque bien mirado tampoco tenían demasiados motivos para personarse en la causa. Como así fue.
¿Nadie ve la relación entre estos experimentos y episodios ocurridos en los centros de enseñanza y el acoso sexual a las mujeres, su conversión en oscuros objetos del deseo, la prostitución organizada, la discriminación laboral y la violencia machista?

SIEMPRE A FAVOR DE LAS MUJERES