Don Benito en
los Episodios nacionales: Las cuatro
quintas partes de las grandes reputaciones morales no significan otra cosa que
falta de datos para conocer la historia de los individuos que se pavonean en
ellas fatuamente, como los cómicos cuando se visten de reyes.
La independencia
ética y política sirve para: pensar con tu propia cabeza; saber si estás
pensando con la cabeza de otro; evitar pensar a fin de de ser aceptado o
recompensado por otro. En conclusión, una pretensión sobrehumana…
El héroe, John
Le Carré: Hay que tener el temple de un
héroe para ser una persona decente.
A cierto nivel
de opresión poco importa la forma que toma la verdad. Pues finalmente cuanto
mayores son la mentiras, las noticias falsas y las manipulaciones partidistas,
más muestra un régimen la extensión de su poder.
El ideal de la
democracia ateniense fundada por Pericles no era tanto la igualdad ante la ley,
la participación de los ciudadanos en la elección de cargos o los tribunales de
justicia, sino acabar con el hedor insoportable de la mentira y la corrupción
como condición de la vida pública.
Capítulo XVIII
de El Príncipe, De qué modo han de
guardar los príncipes la palabra dada, es el preferido de quienes
gobiernan. Sólo un párrafo: ...la
experiencia muestra que en nuestro tiempo quienes han hecho grandes cosas han
sido los príncipes que han tenido pocos miramientos hacia sus propias promesas
y que han sabido burlar con astucia el ingenio de los hombres. Al final han
superado a quienes se han fundado en la lealtad.
Resumo a
Nietzsche: El Estado es en última instancia el administrador supremo de las
diferentes mentiras de una civilización decadente y el depositario de las ideas
metafísicas, de las normas morales, de la religión oficial y de la ciencia.
Decía un místico
del Renacimiento que no debemos aferrarnos a lo que no entendemos. Cuando sentenciamos sobre la democracia,
el Ángel de la Sabiduría, desde las altura, se ríe o llora por nosotros
alternativamente.
Más Galdós. El
fragmento está sacado de los "Episodios nacionales", en concreto del
titulado Memorias de un cortesano de 1815. Cuando
se me presentaba alguno en cuya facha conocía yo que era hombre de posibles,
mayormente si venía de provincias con cierto cascarón de inocencia, lo recibía cordialmente,
nos encerrábamos, conferenciábamos a solas, le persuadía de la necesidad de
tapar la boca a la gente menuda de las oficinas, conveníamos en la cantidad que
me había de dar, y si se brindaba rumbosamente a ello, cogía su destino.
Siempre era una friolera, obra de diez, doce o veinte mil reales lo que cerraba
el contrato, menos cuando se trataba de una canonjía, pensión sobre encomienda
u otro terrón apetitoso, en cuyo caso había que remontarse a cifras más
excelsas. Si nos arreglábamos, se depositaba la cantidad en casa de un
comerciante que estaba en el ajo, y después yo me entendía con los superiores,
si no me era posible despachar el negocio por mi propia cuenta. Asunto era este
delicadísimo y que exigía grandes precauciones. Por no tomarlas y fiarse de
personas indiscretas, no dotadas de aquella fina agudeza a pocos concedida,
cayó desde la altura de su poltrona a la ignominia de un calabozo un célebre
ministro de Gracia y Justicia.
Desde Maquiavelo
sabemos que la política tiene reglas propias que nada tienen que ver con la
ética; pero que tampoco tenga que ver con la lógica es algo que ni siquiera
imaginó el pensador florentino. Lo cierto es que hay numerosos ejemplos
actuales de la no validez política de los principios de identidad, contradicción
y tercero excluido: de un día para otro, el mismo personaje ya no es el mismo,
dice lo contrario que ayer y encuentra un término medio imposible entre ambas
afirmaciones.
El lenguaje de
los políticos sobre la enseñanza reglada es una jerga socio-jurídica dirigida a
sus votantes, a la prensa y a los ciudadanos
(sobre todo a los padres) que no saben en qué consiste dar clase. Nada de lo
que largan importa un carajo a los profesionales de la enseñanza ni es algo que
tenga que ver realmente con ella.
Marx entendía la
explotación o alineación económica del trabajador como la apropiación indebida
por el empresario de una parte del producto de su trabajo que no le era
remunerada (plusvalía) y se convertía en capital acumulado o tasa de
plusganancia. Sobre este principio gira todo el sistema capitalista. La
semejanza esencial con el pirateo en Internet es que también te
apropias del trabajo ajeno contra su voluntad, empobreces al trabajador y lo
degradas como persona. ¿Qué diferencia hay exactamente entre ambos casos que
justifique la defensa progresista del pirateo?
El mundo comenzó sin el hombre y terminará
sin él. Las instituciones, las costumbres y los usos que yo habré inventariado
en el transcurso de mi vida son la eflorescencia pasajera de una creación en
relación con la cual quizás no posean otros sentido que el de permitir a la
humanidad cumplir en aquellos lugares su papel.
Lévi-Strauss