jueves, 27 de junio de 2024

El nuevo Bernabéu



Una de las críticas más extendidas a la remodelación del Estadio Santiago Bernabéu es que no parece un Estadio de fútbol. El turista que contempla boquiabierto durante una visita guiada o, mejor, descubre mientras callejea la fachada del Allianz Arena de Múnich, el Old Trafford de Manchester, San Siro en Milán, El Parc des Princes en París o el Civitas Metropolitano los reconoce al instante como templos del mayor espectáculo del mundo. Imaginemos (lo cual es imposible) delante de la cubierta del Estadio a un aficionado de un país lejano que visitara Madrid por primera vez sin tener noticias del nuevo Bernabéu: lo observaría perplejo, lo rodearía, le haría fotos… y al fin y al cabo no sabría lo que está viendo. De ahí las malévolas críticas que circulan en las redes sociales entre los detractores del club blanco: la lata de sardinas, el platillo volante, la persiana gigante, la pirámide de Pérez. De los cuatro proyectos de remodelación finalistas prefiero el de Rafael de La-Hoz y Norman Foster. Me parece un diseño más futurista y trasparente, menos compacto y uniforme. La inversión hasta el momento es de mil trescientos millones de euros, según cifras oficiales. Las oficiosas con los intereses se van a los dos mil millones.

Preguntaba a un pariente, madridista practicante, que asistió al concierto de Bruce Springsteen, qué le había parecido el Metropolitano: me decepcionó, contestó enfático, me quedo con el mío; tiene escaleras mecánicas, calefacción por aire, cubierta retráctil, video marcador 360º, muelle para drones y no sé cuántas cosas más. No me extraña, le contesté con serena diplomacia adquirida a lo largo de pacientes lustros, el del atleti ha costado cinco veces menos. Somos el mejor equipo del mundo, nos lo podemos permitir, replicó picajoso. De la galaxia, otorgué sonriente.

Están preocupados por los problemas crónicos que tiene el césped (es la quinta vez que lo cambian) debido, dicen, al polvo de las obras y sobre todo a la falta de luz natural cuando el terreno de juego se guarda en el hipogeo, un subterráneo operístico de treinta metros, para utilizar el espacio libre en otros eventos. Por ahora las más avanzadas técnicas agronómicas no acaban de funcionar. Eso sí, los comentarios de Guardiola, que comparte el propio Ancelotti, supieron en las altas instancias a cuerno quemado: El estadio ha quedado impresionante, pero ahora sólo tienen que cuidar la hierba, sólo tienen que mejorar esto.

El sistema de bandejas para bajar y subir el tapete verde en seis horas y el techo retráctil en poco más de media convierten el Estadio en un escenario similar al Coliseo Romano. Magia blanca: transformar el Santiago Bernabéu en un espacio multiusos a lo largo de 365 días fue la idea que finalmente inclinó la balanza (más bien el balance) a favor del proyecto diseñado por GMP Arquitectura, L35 Arquitectura y Ribas & Ribas Arquitectos. Cancha de baloncesto (el equipo se trasladará el próximo año), pistas de casi cualquier deporte, parque temático, convenciones, ferias, congresos o una colosal sala de conciertos. Lo cual supondría unos ingresos anuales, calculan, de unos 150 millones de euros. Sin olvidar el Tour del Bernabéu y el Museo del Real Madrid, el más visitado de la ciudad. Lleva razón mi pariente: el club de Florentino Pérez, un empresario excepcional, es una fábrica de hacer dinero.

El Estadio contará en el interior de sus instalaciones con un macrocentro comercial de nueve pisos: restaurantes estrellas michelín, terrazas con vistas para tomar una copa al atardecer, tiendas de ropa de las mejores firmas, puntos de venta todavía sin concretar. El resultado es una ciudad incrustada en el centro de otra ciudad que entran en conflicto. Sería perfecto que una nave espacial transportase el conjunto a un lugar menos poblado. El Estadio no se integra en el entorno urbano. Se desploma sobre los edificios, les quita luz y perspectiva; lo único que se ve desde las balcones son las lamas metálicas de la estructura envolvente.

Es cierto que el Nuevo Estadio de Chamartín —renombrado en 1955 como Estadio Santiago Bernabéu- se inauguró en 1947; los que compraron pisos o pusieron negocios en los aledaños sabían dónde estaban, conocían los inconvenientes de tener un vecino que juega todas las competiciones nacionales e internacionales, pero no sospechaban lo que se les venía encima: acampadas de los fans del mítico de turno, sacos de dormir, colchones, sillas, cánticos y todo tipo de provisiones que se convierten en basura por la segunda ley de la termodinámica. La noche del concierto una andanada sostenida de decibelios les obliga a pedir asilo a la familia o a los amigos que viven a muchas leguas de distancia. El Santiago Bernabéu acogerá 60 eventos al año, uno cada cinco días, de ellos treinta no deportivos. Cada evento supone partir Madrid por la mitad al cerrar El Paseo de la Castellana, la arteria principal de la ciudad. Las rutas alternativas son laberínticas y el tráfico se sobrecarga en todo el mapa urbano. Las obras comenzaron en 2019 y todavía no han concluido. La Asociación de Perjudicados por el Bernabéu ha paralizado judicialmente por falta de “interés público”, según dicta la sentencia, los aparcamientos subterráneos que el Ayuntamiento adjudicó al Real Madrid. El fallo se recurrirá y habrá aparcamientos privados para los clientes VIP que asistan a los eventos sin las apreturas del metro. Otro negocio redondo. Obviamente, el Real Madrid es más que un club.  

viernes, 21 de junio de 2024

Hegel filósofo romántico




Artículo publicado en mi sitio página web de Historia de la Filosofía

Artículo publicado en la red social Linkedln dirigido a seguidores de Historia de la Filosofía 

LA METAFÍSICA

Kant distingue entre sensibilidad (sensaciones), entendimiento (conceptos) y razón (ideas) como facultades del conocimiento. El entendimiento puede alcanzar un conocimiento válido o científico mediante su actividad sintética sobre los fenómenos dados en la experiencia. Sin embargo, es inevitable el fracaso de la razón (Kant, Dialéctica trascendental) en su pretensión de constituir la metafísica como ciencia válida: nada puede comprobarse ni demostrarse en el ámbito de las ideas absolutas o síntesis últimas de la razón teórica (alma, universo, Dios). El uso de la razón teórica fuera de las condiciones trascendentales del conocimiento (espacio, tiempo y categorías) conduce a contradicciones sobre las ideas absolutas (paralogismos, antinomias, errores argumentales). Sólo es posible una fundamentación válida de la metafísica desde los postulados de la razón práctica kantiana (la libertad de la voluntad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios).

Hegel pretende una reconstitución de la metafísica como ciencia de lo absoluto mediante la razón dialéctica superando la escisión entre razón teórica y razón práctica. El problema del conocimiento metafísico como ciencia de lo absoluto sólo puede resolverse construyendo el sistema completo de tal conocimiento. Dice Hegel: Un examen del conocimiento sólo puede hacerse conociendo. Querer conocer antes de conocer es tan absurdo como aquel sabio consejo de un escolástico: aprender a nadar antes de aventurarse en el agua. Se conoce, conociendo, no estableciendo las condiciones formales o los criterios de verdad previos a cualquier conocimiento posible. Mientras que el entendimiento separa y aísla en el concepto los diversos aspectos o determinaciones del objeto, la razón dialéctica aprehende la totalidad del objeto desde un punto de vista superior, desde el cual aparecen unidas sus diferencias internas (contradicciones) y su relaciones externas (contraposiciones).

La razón dialéctica en su realización efectiva, en su producción progresiva del conocimiento no se detiene en las limitaciones (limes, límite, frontera) formales del entendimiento, sino que las traspasa y expone la totalidad de la cosa en sí (algo inalcanzable para la razón teórica kantiana). La metafísica es el conocimiento de la verdad de la realidad en un grado superior y último, en tanto que la ciencia en sentido kantiano se detiene en los conceptos más abstractos del entendimiento (teoremas de las matemáticas y leyes de la física). 

LA DIALÉCTICA

Según Kant, la capacidad de síntesis del entendimiento: experiencia en el concepto, conceptos en el juicio y juicios en el razonamiento, está limitada por la separación, es decir, la abstracción (del vocablo latino abstrahere que significa separar, aislar) a la que somete sus contenidos empíricos. El entendimiento puede alcanzar un conocimiento científico mediante su actividad sintética sobre los fenómenos dados en la experiencia, pero en esa frontera se detiene su alcance cognoscitivo. Según Hegel, la capacidad superior de síntesis de la razón dialéctica consiste en la unidad concreta que reconduce y pone en marcha las diferencias que el entendimiento separa y detiene.

Tal unidad de la razón dialéctica no se presenta como una identidad cada vez más abstracta (proviene del vocablo latino abstrahere que significa separar, aislar), sino como unidad concreta (proviene del término latino concretum, concrescere, es decir, lo que crece o se acrecienta) en la que el pensamiento, al cual la forma le es indiferente, desarrolla o desenvuelve sus posibilidades internas. La dialéctica es pensamiento concreto, es decir, desarrollo de su objeto no separado, aislado e interrumpido. La dialéctica es pensamiento productivo desde el cual se contemplan las totalidades concretas cuya resolución o identidad final es la cosa en sí como verdad de la realidad… que el pensamiento finito tan solo se atreve a presentir, es decir, tener la sensación de que algo puede ocurrir antes de que ocurra.

La dialéctica tiene su principio en la negación justo allí donde el pensamiento abstracto anuncia afirmativamente el final del proceso y renuncia a su continuidad indefinida. Dialéctica negativa es el título de la principal obra del más eminente filósofo hegeliano Theodor W. Adorno. La dialéctica es el pensamiento mismo que conoce la unidad concreta de los opuestos, desde la cual se resuelve siempre en síntesis o totalidades superiores en la cuales el objeto se suprime, se conserva y se supera. Es realización de la totalidad concreta a partir de sus elementos constituyentes, que pueden ser resueltos en el siguiente orden:

● Momento abstracto, en el cual el entendimiento define o separa las determinaciones del objeto pensado.

● Momento negativo, en el cual la razón asume y penetra las contradicciones y contraposiciones inmanentes de las determinaciones del objeto pensado.

● Momento especulativo, en el cual la razón unifica en una síntesis la totalidad concreta de las determinaciones del objeto pensado (supresión, conservación, superación). El esquema de tesis, antítesis y síntesis no procede de Hegel sino de Engels.

La dialéctica es pensamiento especulativo en sentido etimológico, en cuanto que el objeto pensado se reconoce a sí mismo en la realidad como en un espejo (speculum) que lo refleja. Es identidad entre pensar y ser en cuanto que la realidad no es un conjunto ilimitado de hechos separados y fragmentarios como supone el empirismo, sino relación, dependencia y desarrollo conjunto, es decir, proceso. La dialéctica es permanente mediación del ser u objeto concreto en su verdad nunca conclusa frente a la inmediatez de los hechos abstractos (o todavía no pensados realmente). Es pensamiento concreto en cuanto que lo verdadero es el todo o la verdad como proceso constituyente frente a otros criterios anticipados o prejuicios (correspondencia, verificación, perspectiva, praxis, consenso, utilidad). La dialéctica es identidad última entre el sujeto y el objeto del conocimiento que conduce al idealismo absoluto o identidad final entre pensar y ser: todo lo real es racional y todo lo real es racional. La filosofía es conocimiento verdadero y fundado de lo absoluto. Los momentos o etapas esenciales del desarrollo, transcurso o recorrido del espíritu en el sistema hegeliano son el espíritu subjetivo, el espíritu objetivo y el espíritu absoluto (que analizaremos más adelante). 

EL IDEALISMO ABSOLUTO

La dialéctica es reflexión determinante (en cuanto determina o construye su objeto siempre inacabado). Para Hegel, la identidad entre pensar y ser se realiza de forma mediata en el concepto. La verdad del concepto no puede ser la inmediatez en ninguna de sus acepciones.

Si en Kant hay una fundamentación racional del ser como experiencia (lo dado), en Hegel tal fundamentación racional consiste en el “darse mismo” (o crítica de la crítica kantiana). En el pensar lo real se va a fundamentar, es decir, se va a realizar como tal, se va a reconocer en su ser mismo. Hegel fundamenta la realidad como produciéndose o realizándose, no presuponiéndola como experiencia dada y acabada. La verdad como absoluto no puede más que ser expuesta. Su representación intuitiva es una espiral infinita.

La ciencia experimental no agota el ser en el fenómeno fundado y tendenciosamente finito, sino en la realización del concepto de la cosa en sí, lo cual supone en primer lugar la ruptura con la lógica formal, con la identidad escindida entre concepto y realidad. La ciencia de lo absoluto o filosofía es reflexión determinante del objeto, no reflexión ponente que propone el final de la cosa pensada, la cual prefiere dar por hecha o acabada en el concepto abstracto.

La negación de la identidad aislada que se da por concluida es la fuerza del pensar, por oposición a los hechos (Aristóteles), las impresiones (Hume) o los fenómenos (Kant).

La reflexión determinante a través de la negación penetra el concepto de la cosa frente a la reflexión extrínseca que piensa las cosas mismas sin ser las cosas en sí mismas sino presupuestas como tales (teoría tradicional de la verdad como adecuación o correspondencia). Mediante la reflexión determinante, el fenómeno se resuelve en sus momentos esenciales, deviene pensamiento de sí, pero no como cosa puesta o supuesta sino como la cosa en sí misma. La reflexión determinante es el movimiento del pensamiento desde la apariencia al fenómeno y del fenómeno a la cosa en sí: lo que es, está; lo que está es posible y es posible porque es necesario. De ahí la conocida sentencia hegeliana: Todo lo real es racional, todo lo racional es real

LA RAZÓN INFINITA

El objeto de la filosofía como reflexión determinante es lo absoluto como conocimiento. Lo absoluto es el pensamiento mismo, que en la filosofía se reconoce a sí mismo como tal en la idea de lo verdadero. En la filosofía, el pensamiento como absoluto se realiza, se hace efectivo. La filosofía como reflexión determinante es aspiración a lo absoluto: a eso aludíamos con la figura de la espiral ascendente cuyo final no vislumbramos. La filosofía es razón infinita.

La actividad analítica del pensamiento o reflexión extrínseca (por oposición a reflexión determinante) no es propiamente una actividad filosófica sino científico-experimental. El núcleo de la filosofía hegeliana quizás se pudiera atrapar en la idea de que incluso el ser sensible en su pura inmediatez se constituye desde lo racional (primer momento de la fenomenología del espíritu). El modo de constituirse de la razón es siempre la negación de la negación. Tal proceso de enriquecimiento del concepto es circular (no lineal como la ciencia empírica del entendimiento) en tanto que retorna siempre en la búsqueda de nuevas determinaciones de lo mismo. En consecuencia, el proceso de la construcción o constitución de la verdad es inagotable. 

EL CONCEPTO

El concepto es el espíritu mismo y su vida. La vida del concepto es proceso y realización como pensamiento infinito o circular. El concepto es la potencia creadora del espíritu como infinitud pensante que se determina a sí misma constituyendo en el proceso su contenido y sus determinaciones. El concepto no es sólo la idea en sí separada (Platón), ni lo general de lo particular (Aristóteles), ni el número (Galileo), el cual no es adecuado para tratar los conceptos, ni la certeza evidente (Descartes), ni la espontaneidad psicológica de la mente (Hume), ni la organización lógica o trascendental del conocimiento (Kant), sino la identidad mediata del pensamiento infinito determinándose a sí mismo.

El concepto, como sujeto que se piensa a sí mismo, es la verdad de la sustancia en cuanto que es la sustancia misma: la verdad es la realidad misma en cuanto que realizada en el concepto. En el concepto se hace efectiva la verdad, no como lo dado ni como lo representado, ni como lo originario, sino como lo realizado en el proceso: la verdad es la realidad pensada en sus mediaciones. Las determinaciones del pensamiento reflexivo están en la Ciencia de la Lógica, cuyo parte última se ocupa de su culminación en la lógica del concepto (lógica del ser, lógica de la esencia y lógica del concepto).

El concepto como proceso realizado, como efectividad cumplida, es totalidad infinita, a saber: relación reflexiva de “todo con todo”, es decir infinitud de la reflexión y de la realidad y su relación mutua. El concepto es lo necesario en tanto que alcanza la idea como fin del proceso, es ya la verdad misma como resultado. La tarea de la filosofía a través de la infinita contradicción mediadora del concepto y su desenvolvimiento hasta la idea es hacer posible lo que para el pensamiento absoluto es absoluta unidad: se podría decir simbólicamente que eso es el pensamiento divino existente y verdadero en su totalidad infinita. El concepto es la verdadera “cosa en sí, el pensar mismo, la verdad como lo pensado del ser. La verdad, en términos lógicos, es el juicio infinito, la pura identidad mediada como juicio en el cual no sólo queda superado el juicio de existencia, al negarse la inmediatez del concepto que subsume, sino que la razón misma en su infinitud queda agotada.

La dialéctica de la razón es un recorrido en el cual lo mismo que se dice se va agrandando (la verdad de un juicio es un proceso infinito de determinaciones mediadoras). La verdad sólo puede entenderse como la potencia creadora del concepto. El juicio es la realización del concepto en la reflexión determinante. La verdad del juicio es el propio concepto determinándose reflexivamente hasta el infinito. 

LO EMPÍRICO

La intuición empírica, la experiencia, las impresiones son ya concepto cuando el concepto es verdadero. Ningún pensador ha tenido menos miedo a lo empírico que Hegel. Frente a Aristóteles, para Hegel la substancia primera es el concepto (la cual fundamenta a las substancias segundas de carácter empírico). No se puede admitir algo no pensado que sea real. El juicio de existencia es la pura universalidad abstracta, sin determinaciones, sin concepto. Nunca el pensamiento aislado es verdadero. El pensamiento aislado ignora lo que no dice, que sí es esencial. Importa el proceso completo (sin abandonar nada de lo pasado) que conduce al juicio necesario. La auténtica universalidad no es la abstracción sino la totalidad del concepto. Todos los existentes son lo que son y lo que no son: este es el sentido del verdadero juicio universal. Lo verdaderamente existente es el concepto, lo realmente empírico es el pensamiento.  

DIOS

La tarea de la filosofía, a través de infinita contradicción mediadora del concepto y de su desenvolvimiento hasta la idea, es hacer reductible lo que para el pensamiento absoluto (Dios) es absoluta unidad. El pensamiento de Dios en su totalidad es ya mismo existente y verdadero. La Lógica no es un libro que sugiera cómo hay que pensar para hacerlo correctamente (reflexión extrínseca), ni siquiera para realizar el pensamiento (reflexión determinante), sino que es el reflejo mismo de la eternidad, de cómo sería la mente de Dios antes de la creación. La Lógica es la realización de la igualdad formal entre el pensamiento humano y divino. La Lógica de Hegel es un gigantesco silogismo cuyo contenido es Dios, es el pensamiento de Dios en su absoluta libertad y necesidad. La auténtica verdad es la necesidad y también la libertad misma (esto es lo que tiene de sorprendente y paradójico la verdad hegeliana). En esto consiste la inmensa dualidad de lo que debe ser la verdad, que empuja efectivamente a la reflexión extrínseca, aunque a la vez de forma ambivalente la rechaza mediante la reflexión determinante. La filosofía hegeliana es la teología suprema, la cual comporta la muerte del cristianismo (fe, individuo, gracia conciencia, subjetividad). En esto consiste la hipocresía teológica de la fe: su efectividad no fundamentada. Sólo la razón no la fe, que es un momento no mediado, hace verdadera la teología.

Todo el pensamiento de Hegel se basa en la necesidad de la infinitud misma, del pensamiento infinito, de Dios: la necesidad de Dios surge de la infinitud del pensamiento y de la realidad, como en el postulado final de la razón práctica Kantiana: síntesis absoluta de la totalidad de lo real.

El sistema de la filosofía del espíritu de Hegel está expuesto, sobre todo, en dos obras: Fenomenología del Espíritu (1807) y Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas (1817). 

lunes, 10 de junio de 2024

Problemas del sistema educativo y 3. La disciplina

 

El origen de parte de los problemas de la enseñanza pública es la falta de disciplina en las aulas. Para entenderlo mejor me traslado por comparación asimétrica al otro extremo del sistema educativo, a la antítesis de la escuela pública, a ciertos centros privados de referencia en los que se expide una titulación equivalente a la ESO y el Bachillerato; doy por supuesto que la enseñanza pública debe cumplir una función totalmente distinta, pero algo se puede aprender. Tres muy conocidos: el Liceo Francés, el Instituto Británico y el Colegio Alemán. En todos hay una forma de entrar y tres de salir (dicho sea de forma eufemística): para entrar a los 11-13 años debes acreditar un título de Graduado de la ESO, un nivel de competencia B2 (intermedio-alto) según el marco europeo de las lenguas, superar unas pruebas de asignaturas troncales para revalidar el título de Graduado (no se fían) y una entrevista en español y en lengua extranjera para conocer al alumno y confirmar el nivel de competencia B2. Obviamente sales del centro si no pagas las abultadas mensualidades, si tu rendimiento académico no es el esperado (muchos abandonan) y si das la murga, es decir, si incumples de forma reiterada las normas de un reglamento disciplinario de sentido común, que, por cierto, no es la cosa mejor distribuida del mundo, como afirmaba Descartes. En resumen, existe un principio de autoridad racional que dirige, coordina y hace que se cumplan los objetivos de la institución. Por supuesto, se trata de una educación clasista pero ahora no es el asunto que nos ocupa.

Precisamente el arduo problema disciplinario en la enseñanza pública es que no existe un principio sólido de autoridad. El organigrama de un instituto de Secundaria (Inspección de zona, Junta directiva, Consejo Escolar, Tutores, Jefes de departamento, etc.) es la única burocracia, en el sentido que le atribuía Max Weber, sin competencias o con competencias difusas, subjetivas o meramente nominales. En este marco de voluntarismo sin un soporte legal firme, los responsables políticos, aunque cubran el problema de fruslería psicopedagógica, no pueden pretender (y lo saben de sobra) que los alumnos se pongan a sí mismos las cadenas. Muchos padres son conscientes de que el profesorado de la pública está en general mejor preparado que el de la privada o la concertada, pero también saben que, aunque no sean centros exclusivos, no se producen los desórdenes públicos que descolocan al profesorado, lo sacan de su casillas e impiden que cumpla sus obligaciones. Me decía un colega de inglés (una asignatura para la vida y el trabajo) que se consideraba un jamón bien curado al que sus alumnos por culpa del desmadre disruptivo se conformaban con lamer la pezuña. Se pueden imaginar las borrascas que asolan una clase de cultura clásica o de filosofía.

Cuando un grupo traspasa ciertas líneas rojas hay varias opciones: ponerte a gritar descompuesto, rogar a los cabecillas que abandonen el aula, llamar al jefe de estudios para que “tome medidas” o amenazar con pruebas de evaluación más difíciles. Si pierdes los papeles, el silencio dura diez minutos. Si echas a los culpables, se van al patio y la escandalera se escucha en todo el centro. Si llamas al Jefe o a la Jefa de Estudios el manido sermón que les larga tres veces al día no tiene siquiera efectos secundarios. Sin duda la mejor solución es que te calles cada vez que hacen la ola hasta que el tumulto decaiga. Abstente de decir que entra en el examen lo que no has podido explicar en el tiempo de silencio. Nadie te va a respaldar; es más, las altas instancias te acabarán pidiendo explicaciones.      

Algunos ejemplos de indisciplina sacados de mi trashumancia por algunos institutos que fueron sancionados con un mes de expulsión; eso sí, con todas las garantías de seguimiento día a día para que la Asociación de Padres no se inquietase por abandono académico. Por supuesto, los implicados en los desmanes obviaron tantas facilidades. Los únicos indignados fueron los padres que al irse temprano a trabajar dejaron a su hijo roncando y, a buen seguro, con un montón de planes inquietantes en la casa y en la calle. Ahí van.

El hijo de una concejala de cultura, un alumno de anchas espaldas (como Platón) empujó bruscamente a su tutor que besó la lona tras recriminarle el acoso a varios compañeros. La excusa fue que el tutor le había levantado la voz con desconsideración.

Entre clase y clase, dos alumnos de la ESO casi desnudaron a una compañera en los lavabos; la manada trío no fue a más porque los gritos de la chica sacaron a los profesores del aula y al conserje de su siesta. Alegaron que fue ella la que los había citado, incitado y excitado quitándose la ropa.

El gracioso de turno embadurnó con un líquido incoloro, y pegajoso que se llevó del taller de su padre el sillón de la profesora de francés a punto de jubilarse. Cuando la buena señora tomó asiento y notó en sus posaderas el mejunje viscoso casi le da un ataque de nervios. Lo de menos fue la falda echada a perder. Un coro de risas acompañó la gamberrada. Fue una broma inocente, sin mala intención, nunca pude imaginar… se disculpó el torpe pintor de brocha gorda.

Por último, el más sonado. Un grupo de alumnos saltaron la tapia del instituto en horas no lectivas, se colaron en el despacho de la directora y tiraron un sofá y dos sillones por la ventana de un tercer piso. Las cámaras de entrada los grabaron y su única excusa, desde luego a tener en cuenta, fue que antes de cometer la fechoría se aseguraron de que no había nadie debajo. Los padres de los asaltantes suplicaron de rodillas a la inspección que no interviniera la policía. Todo quedó en la expulsión y apertura de un expediente disciplinario por falta grave. Papel mojado. Por el mismo precio la próxima vez tiran a la directora. 

jueves, 6 de junio de 2024

Problemas del sistema educativo 2. El aprendizaje personalizado

 

Una enseñanza pública de calidad debe reunir tres requisitos: formativa, selectiva y diversificadora. Resumo. Formativa en cuanto debe instruir, transmitir contenidos objetivos, impartir conocimientos científicos. Selectiva en cuanto debe establecer unos criterios de evaluación rigurosos y homogéneos que permitan fijar con precisión el rango académico de los alumnos, sus posibilidades y necesidades, sus aptitudes y carencias. Diversificadora en cuanto deben ser los profesionales quienes con fundamento y seguimiento decidan el elenco de itinerarios educativos que convienen a cada alumno y excluya los que no le convienen ni a él ni al erario ni a la división social del trabajo. El espejo en que mirarse es el sistema educativo francés. En gran parte es un problema del PIB nacional. 

El aprendizaje personalizado es uno de los edumitos fabricados por los pedagogos, psicólogos y sociólogos del gremio a partir de la LOGSE. En realidad, su función es blanquear un sistema que cumple de forma deficiente o muy deficiente con los requisitos de una educación de calidad. Han construido un universo paralelo al de las pobladas aulas de la enseñanza secundaria. Se trata de una nueva metafísica en el sentido literal (y peor) del término: los documentos oficiales del Ministerio de Educación están redactados en esta jerga psico-socio-pedagógica. Los apartados de las programaciones, memorias, actas y otros fárragos burocráticos tienen que adaptarse a la gramática de este lenguaje privado. Afortunadamente los profesores de tiza y pizarra no se dejan abrumar por este nominalismo escolástico y hacen lo que pueden. Ejercen su legítima libertad de cátedra.

Es imposible un aprendizaje personalizado en una clase con más de cuarenta alumnos. Una comparación válida: un profesor golf que se precie nunca coge más de cuatro alumnos por hora. Las clases colectivas de golf con más de diez niños son una guardería mientras sus padres se toman el aperitivo en la cafetería del club.

En otro artículo, Comienzan las clases: apariencia y realidad, explicaba algunas categorías de los alumnos que se sientan en un aula de Bachillerato. Las enumero: la inmensa minoría de inteligentes que siempre se abren paso, los que quieren cursar estudios en la Universidad o en escuelas técnicas superiores, los que querían cursar módulos de formación profesional pero no han obtenido plaza, los que por problemas psicológicos o deficiencias intelectuales necesitan un aprendizaje dirigido por expertos en educación especial (han superado la ESO e ignoran la recomendación de plantarse), los que sin tener problemas psicológicos o deficiencias intelectuales proceden de familias desestructuradas con problemas graves de adaptación social (más de lo mismo), los que no quieren estudiar absolutamente nada pero sus padres les obligan a permanecer en un centro de secundaria…

Esta mezcla explosiva, este totum revolutum, implica, de forma activa o pasiva, voluntaria o involuntaria, que todos molestan a todos y la clase se convierte en un grupo conflictivo y disfuncional. Un no grupo. El profesor dedica la mitad del tiempo a mantener el orden público. Como está prohibido el fracaso escolar hay que bajar el listón, los niveles de esfuerzo se hunden, los malos ganan y la enseñanza pública se deteriora. Pregunten a los profesores universitarios lo que les llega a principios de Septiembre. Los pedagogos, psicólogos y sociólogos solucionan el nudo gordiano con su gramática: competencias básicas, objetivos mínimos, mínimos de mínimos, adaptaciones curriculares, atención a la diversidad, clases de apoyo… Misión imposible. El resultado en el universo empírico es que si no apruebas a granel se te echan encima los padres, los alumnos, el tutor, el jefe de estudios, el director, la inspección y la opinión pública en general.

Para mí la única educación personalizada es la se refiere a los maestros que han sido decisivos en mi vida: personas como Doña Pilar en la escuela primaria que me enseñó a aceptar que sólo podía jugar de portero suplente en el equipo de fútbol y estar exento de la clase de gimnasia por las secuelas que me dejó la polio. Don José Jesús de Bustos Tovar, catedrático de Lengua y Literatura en el Instituto de Enseñanza Media Alfonso VIII de Cuenca, a quien debo mi vocación por las letras y el placer de leer; Santiago González Noriega, sin Don por su cercanía, quien en sus clases en la Universidad Autónoma de Madrid nos mostró los falsos límites académicos entre los Presocráticos y Sófocles, La Suma Teológica y Los Cuentos de Canterbury, Descartes y Goethe, Hegel y Baudelaire…

P.D. El mito de la educación personalizada me recuerda al mito griego de Procrustes. Buenos y malos alumnos. Procrustes, un bandido, tenía su casa en las colinas, donde ofrecía posada al viajero solitario. Allí lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta y su cuerpo era más largo que la cama, procedía a serrar las partes del cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si, por el contrario, era bajo y de menor longitud que la cama, lo descoyuntaba a martillazos hasta estirarlo para que encajara. Tuvo un justo final a manos de Teseo, un héroe.