viernes, 15 de junio de 2018

Nacionalismo


El nacionalismo es una ideología y una idiosincrasia que viene de muy lejos. La primera manifestación histórica del nacionalismo en occidente procede, como casi todo, de las polis o ciudades Estado griegas que surgen a partir del siglo VI a.C. Eran grupos ubicados en comarcas, valles, incluso islas, que tienen el centro soberano en una ciudad. Las ciudades Estado controlaban su territorio y no aceptaban la sumisión a ningún poder externo, político, económico, moral o religioso. Cada polis tenía su propio nomos, sus leyes, su ejército, sus normas culturales que consideraban superiores a las del resto de las ciudades, hacia las cuales sentían un fuerte sentimiento etnocéntrico.
Si volvemos a la actualidad podemos poner algunos ejemplos de nacionalismos más o menos inocuos: el festival de Eurovisión en el que últimamente quedamos en la última fila por culpa de los gallos de Morón o melopeas blandengues propias de los años sesenta; o el campeonato mundial de fútbol. Por cierto, la Federación Nacional de Fútbol ha dado el patadón a Lopetegui por hacer público su fichaje por el Real Madrid a cuarenta y ocho horas de jugar la selección su primer partido en Rusia. Rubiales, el presidente de la Federación, se enteró de la movida, según parece, cinco minutos después de confirmarse. Desde luego al ex entrenador no le mueve ningún sentimiento patriótico sino otras pasiones del alma. Florentino hace de las suyas: primero el Real Madrid y después yo o al revés. Un periódico danés decía, al conocerse la noticia, que España es un caos general de dislates y valores.
Hablando de cine: es curiosa la organización política de la saga La Guerra de las Galaxias. La República de la Galaxia gobierna desde su sede en el planeta Coruscant, con un gran canciller a la cabeza y un Senado elegidos democráticamente, la alianza de un montón de planetas y especies inteligentes. Entre ellos la Tierra. Uno de los alicientes de la serie es la pinta alucinante que tienen algunos extraterrestres y las jergas que utilizan en los bares. ¿Somos nosotros más guapos y la raza elegida para salvar a la galaxia de las asechanzas del Imperio? Más de lo mismo. El ideal cosmopolita, universalista, consiste en anteponer los fines de la Liga cósmica a los de cada planeta (aunque haya repuntes nacionales); algo que contrasta con la realidad histórica del siglo XXI: el ultranacionalismo del actual presidente norteamericano que está poniendo al mundo patas arriba, una Unión Europea en donde priman sin tapujos los intereses nacionales a los del conjunto de países que la integran. Algunos ni siquiera cumplen las reglas fundacionales relativas al respeto a los derechos humanos. También las otras superpotencias, Rusia y China, van a lo suyo sin contemplaciones supranacionales, excepto el papel protocolario de ciertos acuerdos menores que no se cumplen. El Reino Unido se sale de la Unión Europea por “necesidades nacionales”: por razones fundadas o no, por la difusión masiva de falsas noticias en las redes sociales que manipulan los sentimientos nacionales y tergiversan las virtudes del Brexit o porque somos diferentes, es decir, superiores a los continentales; por su parte, Escocia reclama otro referéndum de autodeterminación ante el nuevo orden surgido de la escisión. La caricatura del nacionalismo se expresa en el catálogo de estupideces que los europeos se aplican mutuamente. En general, a los latinos nos miran por encima del hombro. ¿Sobre la distinción entre nacionalismo incluyente y excluyente? A mi me parece más una cuestión de grado que de sustancia. Además me resulta demasiado complejo recorrer un laberinto dentro de otro laberinto. Que lo resuelvan los politólogos que han creado el tópico.
Las versiones del nacionalismo excluyente generan actitudes como el racismo, la xenofobia, el fanatismo o la aculturación. Es, en el fondo, una religión laica. La aculturación es la exportación masiva de un diseño de vida colectiva de una cultura dominante a otra subordinada con la desaparición parcial o total de la segunda. El colonialismo es un ejemplo de aculturación. La leyenda negra de la conquista de América por la Corona española se basa en la aculturación de los pueblos indígenas. El caso más nefasto del nacionalismo es el genocidio y la limpieza étnica. Por el ejemplo el cometido por las fuerzas serbio-bosnias en Srebrenica en 1995. El holocausto es el ejemplo más aterrador de limpieza étnica.
En toda Europa hay movimientos separatistas vinculados al nacionalismo: En Italia en la región del Véneto ciertos partidos políticos denuncian su diferencia respecto al pueblo italiano y llaman a un referéndum de autodeterminación de la región. El movimiento separatista existe en Baviera desde su formación. Son más conocidos los casos de  Escocia, Irlanda y Gales en el Reino Unido. En Flandes existen movimientos nacionalistas moderados: el partido Nueva Alianza Flamenca, ganador de las elecciones parlamentarias de 2010,  no descarta la separación de su región de Bélgica. También en Tirol del Sur, Córcega, incluso en Suiza hay nacionalismo separatista: el Frente de Liberación Jurasiano exige desde hace más de treinta años que el Cantón del Jura se independice de la Confederación. En España, son todavía más acusados los separatismos nacionalistas: Cataluña. El País Vasco y, en menor medida, Galicia. No voy a entrar en detalles, más que conocidos, en torno al más acuciante de los tres: la separación de Cataluña del resto de España para constituir un Estado propio, la denominada República catalana. Me limito a enumerar media docena de salidas al conflicto. Que cada cual elija la que le parezca mejor y más viable:
- Aplicar sistemáticamente el artículo 155 cada vez que la Generalitat incumpla la Constitución.    
- Dialogo dentro del marco constitucional entre el gobierno español y la Generalitat para ampliar al máximo las competencias del estatuto de autonomía catalán.   
- Reconocimiento de tres nacionalidades históricas con unos marcos competenciales sustancialmente diferentes a los del resto de las autonomías.
- Establecimiento en España de un Estado federal, al margen (o no) de la monarquía.
- Reforma de la Constitución que permita un referéndum vinculante  de autodeterminación en Cataluña.
- Delegar la solución del conflicto en un alto comisionado de la Unión Europea creado ad hoc. Las dos partes podrán argumentar ante la comisión la forma y el contenido de sus pretensiones, pero deberán reconocer y acatar rigurosamente la resolución ejecutiva de la comisión.

lunes, 4 de junio de 2018

Debilidades femeninas 4. Los bolsos





En este blog escribí tres artículos sobre lo que llamé en aquel momento “debilidades femeninas”: las cremas de bellezala adicción a la moda y la fijación por las muñecas. El primero empezaba así:

Estoy dispuesto a admitir que, comparado con la mujer, el hombre es la “raza inferior”. Creo firmemente en la superioridad mental y corporal de la mujer. Las adolescentes, es obvio, alcanzan la madurez mental mucho antes que los chicos (suponiendo que el hombre la alcance alguna vez); cualquiera que haya dado clases sabe que las estudiantes en general son más capaces que sus compañeros, que trabajan más y sacan mejores notas. Por su parte, el cuerpo de la mujer es capaz de gestar la vida y además es incomparablemente más bello que el nuestro…
Si se me permite apelar a los sentimientos y al carácter diré que las mujeres son más personas que los hombres, por más que la sociedad patriarcal y el machismo dominante durante siglos traten de contarnos otra historia. No tengo la menor duda de que los dogmas de las religiones que quieren salvarnos de nosotros mismos, las visiones de las ideologías que nos envuelven como una niebla pegajosa, los códigos morales que nos prescriben normas insufribles… no son sino la cristalización de las fantasías sublimadas del varón.

Mi blog es un divertimento literario de tercera. Estoy de acuerdo con Enrique Vila Matas cuando afirma que “Hay una diferencia brutal entre ser escritor y escribir”. Si me cito a mí mismo no es por absurda vanidad sino para evitar suspicacias sobre mi punto de vista en unos momentos, los actuales, en que ciertos excesos del feminismo radical culpabilizan al hombre de todos los males que en el mundo han sido. ¡No removamos una versión posmoderna del complejo de castración en el hombre y la mujer!
Sólo en clave de humor (y de amor) me he decidido a escribir un cuarto capítulo de estas "debilidades femeninas". Me refiero a su inquebrantable afición por los bolsos. Según algunos psicoanalistas, el bolso es un arquetipo cultural junguiano que simboliza el seno materno y el intercambio permanente de sustancias, sensaciones e incluso de afectos entre la madre y el feto. Este carácter femenino explicaría el rechazo que la mayoría de las mujeres sienten por los bolsos masculinos, las riñoneras, las bandoleras. La popular denominación de “mariconeras” que se ha dado desde siempre a los bolsos masculinos es una prueba de esa atribución negativa del arquetipo femenino al hombre. ¡Vaya usted a saber!

Cualquier marido puede comprobar que en su casa  (que es la suya) hay por lo menos tres nidales repletos de bolsos de todos los pelajes: los bajos del armario del dormitorio conyugal, una parte del altillo de la entrada y alguna estantería metálica del trastero. En el baúl del desván de las casa del pueblo también pueden encontrarse ejemplares antiguos de los bolsos que usaron abuelos y bisabuelos, algunos de bella factura, junto con todo tipo de abanicos y pañoletas del año de la polca. Una tentación para el gusto demodé de las hijas y sobrinas de entre 15 y 20 años que siempre se las arreglan para hacerse con la llave del arcón milenario.
Hay muchos tipos de bolsos por los que suspiran las mujeres: no se lo imaginan ni ellas. Consulten esta página y alucinen en pieles y en cueros.


Enumero: bandolera o Shoulder Bag, Clutch o bolso de mano, Shopper, Bolso Tote, Bowling, Minaudière, Bolsos tipo caja, Wrislet, Bolsos Hobo, Bolsos Satchel, Tipo mochila, Minibolso, Belt Bags, Saddle Bag, Bolsos tipo maletín, etc.
Yo diría en román paladino, que, simplificando, hay bolsos de temporada, de diario, de fiesta, de playa, de gimnasio, de compras (para no pagar las bolsas del comercio) y de oficina. Por supuesto, cada categoría está incluida en una escala descendente que va desde los bolsos premium que todas las marcas de alta costura colocan en los escaparates de las calles de oro de las grandes ciudades, hasta los bolsos de imitación y desteñido que pueden comprarse a precios tirados en los puestos ambulantes de los manteros de ciertos rincones menos elegantes. Las escalas intermedias las ocupan la sección correspondiente de El Corte Inglés, las tiendas especializadas con caché, las fábricas de productos de piel que están en algún pueblo a cincuenta quilómetros de la capital, las tiendas de complementos al por mayor del barrio y los tenderetes de rastros y mercadillos.

¡Tengo que comprarme un bolso de verano, el que llevo me da calor con solo mirarlo! Seguro que esta frase le suena, paciente marido, mon prochain. Uno tiene la impresión de que las mujeres de cualquier edad y condición se cansan de los bolsos aunque estén impecables. Les son infieles. Quizás es una forma de compensación secundaria (otra vez el brujo de Viena) a las exigencias normativas de la monogamia. No hay regalo, aparte de una joya con pedruscos, que una mujer agradezca más que un bolso. Reyes, cumpleaños, celebraciones matrimoniales, fiestas en perspectiva (se los regalan ellas) o porque me ha mirado al pasar... Los estrenan al día siguiente y el que llevaban acaba en el arqueológico casero. Las tiendas donde reparan bolsos no existen. Mal negocio. Los arreglos y ajustes en las tiendas de marca o en las fábricas salen más caros que comprar uno nuevo.

Otra exclamación que seguro les resulta familiar: ¡No encuentro en el bolso las llaves de casa o las llaves del coche, la cartera, el teléfono! ¿Se han fijado en lo que pesa el bolso de su señora? Si alguna vez te ha pedido que le traigas del bolso cualquier cosa, por ejemplo, un bolígrafo que cogió en la mesita de un parador de turismo, puedes darte por muerto: primero no lo vas a encontrar en el maremágnum donde meterás la mano (no me lo revuelvas, gritará), segundo, te la vas a ganar porque tus alegatos contra el caos serán rechazados con improperios a tu torpeza. Por supuesto las llaves y demás objetos perdidos al final aparecen en algún rincón del bolso tras una búsqueda paciente donde tú tienes la culpa de que no las encuentre (seguro que las cogido para algome está poniendo nerviosa). Mejor largarse. Pero si antes le dices que por qué no prueba a poner, por ejemplo, las llaves siempre en el mismo sitio, en uno de los compartimentos interiores del bolso, en el de la cremallera por ejemplo, primero te dirá que precisamente es el sitio donde siempre las pone y después recibirás otra andanada de reproches. ¡Atrévete a decir, marido ingenuo, que no sabes dónde has puesto las llaves de casa! En el acto se pondrá en marcha el ventilador con una lista alfabética de tus entuertos. Paciencia.

Observen que ni siquiera en situaciones de emergencia como las descritas, las señoras volcarán el contenido del bolso (algo que siempre  ha estado rodeado de un halo de misterio). Si con el cronómetro en la mano, como un ladrón de cajas fuertes, decides por curiosidad insalvable echar un vistazo más a fondo mientras se ducha (no lo vuelques porque lo notará) podrás encontrarte con las sorpresas más variopintas: facturas y recibos bancarios de hace diez años, una barra de labios que se ha secado, un llavero sin llaves o una llave sin llavero, un paquete a medias de pañuelos desechables, cupones de descuento caducados, una botella mini de agua vacía, una manzana, la funda vacía de unas gafas, caramelos, cremas, una agenda tuya en blanco que te regaló hace meses… Lo más parecido a un bazar. En este punto escuchas como se cierra el grifo del baño. Es el momento de dejar todo “en su sitio” y tumbarte en el sofá a leer la prensa.

Los únicos que saben encontrar lo que buscan en los bolsos femeninos son los carteristas que pululan por los autobuses, el metro y los sitios donde se amontona la gente. Por ejemplo en una manifestación de la Asociación Pro Vida pero no en una de Podemos. Aunque a la vista de los últimos acontecimientos no hay que descartar nada. Para terminar, un ejemplo de sumodus operandi: usted está tan tranquila en la marquesina esperando el autobús junto con otras personas en hora punta. Faltan cuatro minutos para que llegue el tuyo. Echas mano al bolso y sacas tu Iphone o Samsung de última generación para poner un WhatsApp a tu hija. Alguien, que no espera el autobús sino la oportunidad de hacerse con un Smartphone de mil pavos observa tu maniobra. A partir de ese momento hay un ochenta por ciento de posibilidades de que te quedes sin móvil. Una semana más tarde el chorizo estará al acecho en otra parada y tu teléfono en una tienda de Marruecos.

PD. Hablando de bolsos y bolsas. No se han fijado en la costumbre de las señoras de almacenar las bolsas de regalo que te dan en la tiendas cuando compras complementos de moda. Sí, me refiero a esas bolsas de cartón con logo, colores de diseño y asas de cordel. En realidad son más inútiles que las bolsas de plástico (ahora te las cobran) porque no sirven para meter la basura. Se calan y chorrean en el suelo de la planta. Además el portero te llamará al orden porque luego le toca fregar a él; eso si no hay desparrame cuando las coge. Si las sacas a la puerta con dos o tres botellas de vino vacías, tu mujer se dará cuenta con la consiguiente bronca; ¡la telepatía existe! Lo mejor que puede pasar es que se la quede una vecina. Si les preguntas a las señoras por qué no se deshacen de ellas y dejan espacio en la despensa para poner la escalera o la bolsa de patatas, por ejemplo, te dirán que da pena con lo bonitas que son o que “pueden servir para algo”. La única solución posible es que seas tú quien las haga desaparecer con tiento. No las echarán de menos porque guardarlas es un fin en sí mismo.