viernes, 24 de julio de 2015

Honoré Daumier, abogados y burócratas


Ha sido finalmente la ciudadana Thérèse Lagarde quien ha conseguido el primer premio en el popular concurso La varita del hada. Como es sabido, el programa se celebra en Francia cada tres meses en la cadena privada de televisión France Loisir (RFL).
Cada emisión varía el tema del concurso. Los últimos han sido las medidas más audaces para superar el racismo en Francia o las formas más insólitas de engañar a tu pareja sin que sufra. La parafernalia es notable: los patrocinadores (las grandes firmas del negocio multimedia), la presencia en el escenario de figuras del espectáculo, la política o el deporte, las bellas animadoras, los números musicales, han logrado, en fin, que el índice de audiencia se dispare hasta las nubes.
Se trata de un concurso con jurado caviloso, finas impugnaciones, conexiones con sabios del ancho mundo, ayuda del equipo del concursante y la intervención del público a través de los canales del programa. Tras cuatro semanas de competición, el vencedor sube al podio nimbado de gloria y una suma más que generosa en el bolsillo. La ganadora se embolsará esta vez la nada desdeñable cifra de seiscientos mil euros.
Sobre el tema elegido, leemos en la web oficial de la RLF www.franceloisirlabonnefée.fr: Se tendrá en cuenta la idea más original que el participante proponga acerca del concurso a fin de incluirla de modo inmediato en la primera de sus bases. El programa, por tanto, se piensa a sí mismo, lo que implica su desliz a la fase barroca y un barrunto de declive y extinción. Se incluye además la obligación de que la idea ganadora deberá ser aplicada al pie de la letra en la presente edición como condición necesaria del premio. Es evidente que los promotores han decidido esta vez ser más fieles que nunca al famoso lema del concurso: El hada te concederá un deseo si se lo pides con talento
El título de la idea premiada de Lagarde, una joven licenciada en ingeniería civil, ha sido nada más y nada menos que: ¡Tirad el dinero por la ventana! En ella se precisa que la mitad del premio (o sea, 300.000 euros) deberá ser lanzado a la calle desde el balcón consistorial de la alcaldía de la ilustre ciudad de… (donde ella reside) en fecha por determinar. La cantidad restante será del ganador.
Y aquí comienzan los problemas. El Alcalde de la ciudad, tras largos debates en el Concejo Municipal, ha considerado la idea demasiado chabacana. Un portavoz autorizado ha declarado que sólo se accederá si la excéntrica condición va acompañada de una cierta detracción de fondos a favor del municipio que justifique el permiso oficial, por ejemplo 60.000 euros destinados a fines de interés general. Los promotores, a través de su servicio jurídico, han objetado que tal desvío de fondos no está contemplado en las bases del concurso. Tendría que ser la ganadora la que, a título personal, hiciera la donación, lo cual comunicamos a la interesada Doña… a todos los efectos.
A esto se añade otra pega: Monsieur Armand Garaudy, oficial superior de la Gendarmería, ha confirmado, tras los pertinentes informes, que la iniciativa es de alto riesgo para el orden público y la integridad física de los asistentes. Dicho con sus palabras en rueda de prensa: Si tal idea se llevara a cabo podríamos asistir a la mayor manifestación que haya tenido lugar en esta ciudad desde la liberación de Francia en 1944. Si seguimos adelante, el circo está servido. El oficial Garaudy, persona de verbo (y trago) fáciles, se ha arrancado a continuación con una canción de Edith Piaf, imitando la “erre alveolar arrastrada” de la gran cantante.
Emportés par la foule qui nous traîne
Nous entraîne
Écrasés l'un contre l'autre
Nous ne formons qu'un seul corps
Et le flot sans effort
Nous pousse, enchaînés l'un et l'autre
Et nous laisse tous deux
Épanouis, enivrés et heureux.
Por su parte, los abogados de Thérèse, seguramente inspirados en su ingenio, han propuesto un saludable ménage a quatre, es decir, un acuerdo que satisfaga al alcalde, a los promotores, a la gendarmería y, por supuesto, a ella misma. He aquí los términos: El Ayuntamiento recibirá la cantidad prevista como donación. Asimismo, la Gendarmería recibirá igual cantidad por su colaboración, sin entrar en más detalles. La joven, por su parte, ingresará los seiscientos mil euros en una cuenta del BNP a su nombre. Un día tras otro, excepto los fines de semana, Thérèse tirará desde el balcón consistorial, al que le facilitarán el acceso, una moneda de un céntimo, lo cual supone un total de 365 céntimos al año, excepto los bisiestos, hasta cancelar la cifra fijada.

La alcaldía y los gendarmes están de acuerdo (la primera con una clausula de revisión del seis por ciento cada cinco años, los segundos con una aportación anual de seis mil euros a su fondo de pensiones). Sin embargo, el servicio jurídico de los patrocinadores ha alegado que en las bases del concurso se dice literalmente se tirará el dinero desde el balcón consistorial; y el dinero hay que entenderlo necesariamente como la totalidad del dinero sin partes ni cortapisas. Los abogados de Lagarde replican que tal necesidad es una mera conjetura y que el dinero, puestos a matizar, es algo que está sujeto por naturaleza a partes o fracciones que en este caso van desde los billetes de 500 euros hasta la moneda aludida en la propuesta. Con buen criterio, los promotores, por razones de popularidad (las encuestas los ponían de vuelta y media) y los costes legales hasta el día del Juicio Final, han decidido aceptar los términos del acuerdo.

El semanario Elle toujours, de corte feminista, ha conseguido la primera entrevista con Thérèse (en círculos próximos se comenta que el precio de la exclusiva ha cubierto con creces los gastos). En ella, la ingeniera desgrana sus jugosas opiniones. Dice de sí misma, para salir al paso de ciertos rumores, que no es introvertida ni tímida: Decididamente no me gustan los tímidos. La mayoría no dice nada porque nada tiene que decir, no oculta nada porque nada tiene que ocultar. Hace dos años me enamoré de un hombre tímido: su aura de misterio, su ensimismamiento, sus momentos delicados, los silencios... Al final eran depresión. Sobre el feminismo afirma que es una solemne estupidez porque su punto de partida es la inferioridad de la mujer. Otra perla: No me interesa la política. Las mujeres y los hombres más inteligentes, más valiosos, más capaces, jamás se dedican a la política. Los “argumentos políticos” solo son justificaciones de los prejuicios de cada cual.  
Al preguntarle la reportera  en la segunda página si por curiosidad había calculado cuántas generaciones de herederos la sucederán hasta que dentro de seis mil años se arroje por la ventana el último centavo, la astuta joven le ha respondido con una canción plena de sabiduría mundana:
La vie est belle même si c’est vrai qu’parfois le destin s’en écarte.
Faut vivre ta vie comme si tu mourrais demain.
Profite de chaque instant avant qu’la mort vienne te dire faut qu’tu partes.
Car il sera trop tard pour te reprendre en main.
Posdata. Cuando Thérèse deposite el dinero en el BNP, esta centenaria institución le dará una tasa mínima de interés del 5% a plazo fijo anual revisable igual o al alza. ¡Hagan ustedes mismos las cuentas!

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