miércoles, 22 de febrero de 2012

El Dios de los sabios y los pensadores


No es lo mismo religión que teología. Una religión es un conjunto de creencias doctrinales y dogmáticas basadas en unos textos supuestamente revelados por Dios. La teología, por su parte, es una "reflexión racional” (sin matizar el significado de la expresión) sobre el hecho religioso en general o sobre una religión revelada en particular.

Uno de los temas de la exégesis bíblica que siempre me ha llamado la atención (como a todo el mundo) es el fragmento (libro del Éxodo, 3. 13-14) de la zarza ardiendo en el Horeb, la montaña de Dios o monte Sinaí, en el que Yahveh explica a Moisés su misión como guía del pueblo hebreo y le revela su nombre.

Contestó Moisés a Dios: “Si voy a los israelitas y les digo: el Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros”,cuando me pregunten: ¿Cuál es su nombre, qué les responderé?” Dijo Dios a Moisés: “Yo soy el que soy”. Y añadió: “Así dirás a los israelitas: Yo soy me ha enviado a vosotros”.

Conocemos tres interpretaciones teológicas del fragmento.

La primera procede de Tomás de Aquino. Según el Doctor Angélico, en Dios coinciden existencia (Yo soy) y esencia (el que soy). Dios consiste en existir. A la esencia de Dios pertenece la existencia, mientras que en el resto de los seres esencia y existencia no se identifican. El hombre tiene una esencia (por ejemplo, ser "animal racional"), pero no pertenece a esa esencia el existir porque, igual que los ángeles, es un ser creado y contingente. Dice Aquino: Dios es un océano de sustancia eternamente presente a sí mismo para quién la noción de acontecimiento carece totalmente de sentido.

La segunda interpretación tiene su origen en las especulaciones de la Cábala para descifrar el sentido oculto de los textos de la Torah (los primeros cinco libros de la Biblia), uno de cuyos arcanos es el nombre de Dios. La frase Yo soy el que soy, significa aquí: “Yo soy el que no puede ser nombrado”, el innombrable o con más precisión, el inefable; es decir, "Aquel cuyo nombre no puede ser dicho". La Cábala, un saber anterior a cualquier religión o teología entregado a la humanidad por Dios mismo, sostiene que en los textos sagrados se encuentran codificados los 72 Nombres de Dios y propone un método exacto para descifrarlos. “El que soy” se refiere, por tanto, a las 72 denominaciones esotéricas que buscan los cabalistas.

La tercera versión del nombre de Dios se debe al rígido monoteísmo de la teología hebrea. En la frase Yo soy el que soy se contraponen el Dios que es, el único y verdadero de la ley mosaica, con los dioses que no son: las deidades antropomorfas de la mitología, los dioses de las primeras civilizaciones, Mesopotamia y Egipto, los dioses antiguos del panteón grecorromano, las hipóstasis neoplatónicas, los dioses de la tradición herética medieval, el Dios cristiano del Nuevo Testamento o los dioses terrenales de la modernidad.

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