sábado, 28 de agosto de 2010

Atleti: y van dos de dos...

Mi hijo Nacho el Día de la Victoria con dos amigos (fotografía hecha con un móvil)

Ayer consiguió el atleti su segundo título europeo en un año (¡y van dos de dos!)
Antes del partido, con cierto sentido lógico en la consideración del orden de las causas, los atléticos nos dábamos por cachiporrados. ¡El Inter es mucho Inter! El único equipo, junto con el del Manzanares, que consiguió doblegar la temporada pasada al omnipotente Barça de Guardiola.
Pero el principio de razón suficiente es aleatorio en el fútbol, que junto con la pesca, el arte y la riqueza son los únicos reinos de la libertad que se dan en este perro mundo.
Presentamos seguidamente el orden vertical de las poderosas influencias que propiciaron el segundo orgasmo universal entre los miembros/as de la gran familia atlética.

1) En primer lugar, el grado de motivación fue notablemente mayor en el equipo madrileño que en la escuadra italiana. Conocemos de sobra el papel decisivo de los factores psicológicos (yo prefiero decir de la "voluntad de poder") en cualquier deporte. Esta situación se repite en todas las finales de la Supercopa. Para empezar, la Champions League (antigua Copa de Europa) está considerada una competición de prestigio y rango superior a la Europa League (antigua copa de la UEFA). El que vence en la primera ha tocado el techo nimbado de la gloria, esta ahíto de complacencia, y cualquier otro título es mirado de arriba-abajo, desdeñosamente. Al revés, quien triunfa en la segunda, acomplejado por la grandeza de la otra competición, desea bajar del pedestal a un rival orgulloso e intratable.

2) En segundo lugar, la forma física de los jugadores italianos dejó mucho que desear. Es probable que Mourinho los exprimiera el año pasado hasta la cáscara y más allá. Bien sabe Dios que no le deseo mal a nadie, al Real Madrid tampoco (nadie me cree), pero espero con curiosidad mal reprimida el juego que puede dar el entrenador del mejor (y más plutocrático) equipo… ¡del universo! Por el momento el asunto “Mou” se asemeja a la Romería del Rocío, pero puede acabar como el Rosario de la Aurora.

3) En tercer lugar, el planteamiento táctico de Quique fue perfecto, a pesar de las incertidumbres de la alienación inicial. La defensa al completo y un excelente guardameta (tuve la suerte de asistir en el Calderón a su primer partido como titular contra el Real Zaragoza y como ayer paró un penalti) fueron un bastión inexpugnable; el centro del campo presionó a sus pares durante todo el encuentro y lanzó afilado el contraataque de los puntas; los delanteros, por su parte, no miraron para otro lado cuando salían los centrales del rival con el balón jugado y en el momento oportuno aprovecharon sus opciones. (Me van a contratar en el Marca).

4) En cuarto lugar, existe una Justicia Universal, aunque no sea puntual sino cíclica, al estilo de las grandes cosmologías griegas. Ahora estamos en la fase ascendente del eterno retorno, la primera desde que acabó la temporada 1995/96 en la que conseguimos el legendario doblete. Hemos estado pues catorce años en humillante recesión (para que luego se quejen los políticos de lo que está cayendo).

5) En quinto lugar, porque el único Dios ha sido nuevamente rojiblanco, esta vez el Hijo, la otra, el Padre. A la tercera, conquistaremos la primera Champions League que tan cruelmente se nos negó en la final de la Copa de Europa 1973-74 contra el Bayern de Munich.

El martes me voy a Neptuno sí o sí; me he agenciado en secreto una copia de la llave del cuarto oscuro en el que mi mujer piensa encerrarme para evitar que me largue por (lo que considera) tres razones de peso: ser varón (o sea, inmaduro, pendenciero y bebedor), ser mayor (es decir, haber superado con creces la cincuentena) y ser fanático (a saber, ser practicante ortodoxo de la religión atlética). Pero no puedo dejar que pase de largo esta oportunidad única de escuchar en el Olimpo madrileño los acordes del himno a la alegría colchonero cantado por el coro trágico de la afición (no el prescindible himno del centenario, Motivos de un sentimiento -ya el título asusta- escrito y cantado por Joaquín Sabina).

Atleti, Atleti, Atlético de Madrid,
Jugando, ganando, peleas como el mejor,
porque siempre la afición,
se estremece con pasión,
cuando quedas entre todos campeón...

¡Aúpa atleti, viva por siempre el club que nos da vida!

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