Hace un montón de años la
asignatura obligatoria de ética en bachillerato se dividía en personal, comunitaria
y social. Entre mis papeles he encontrado un cuestionario sobre sexualidad
(incluida en la ética comunitaria) que preparamos conjuntamente los profesores
del departamento (entonces “seminario” de filosofía) dirigido a los alumnos. Era
un centro masculino. Pronto llegarían los institutos mixtos. Lo que sigue son
las preguntas del añejo cuestionario y las respuestas que hoy daría, en
términos estadísticos, un joven de dieciséis-diecisiete años. Para ello he
contado con la colaboración inestimable de un sobrino de esa edad.
P.
¿De quién –o de qué-, cómo, dónde y cuándo has recibido la información que
ahora tienes sobre la sexualidad?
R. De todos menos de
mis padres y hermanos. De mis primas sí. Un verano en el chalet de mis abuelos
nos lo pasamos pipa jugando a las prendas. Tiene un morbo increíble. Eso sí, si
alguien se va de la lengua más vale que te saques el pasaporte.
P.
¿Crees que tu grado o nivel de información sobre la sexualidad es completo y
adecuado o más bien pobre e insuficiente?
R. Para mi edad creo
que no está mal. Si hicieras el amor la
mitad que yo serías feliz. Pero siempre se puede mejorar. Estoy abierto
a todo. Bueno, a casi todo.
P.
¿Cuál es, en tu opinión, la diferencia entre sexualidad y erotismo?
R. Ninguna. Una
sexualidad sin erotismo como la de nuestros abuelos es una tortura china. Igual
le ocurre al erotismo sin sexualidad: la masturbación, sexualidad después de todo, está muy bien pero hay que poner el listón más alto.
P.
¿Es lo mismo el amor y la sexualidad?
R. No siempre. Supongo
que eso vale para los novios y recién casados. Pero puede haber sexo sin amor y
amor sin sexo (aunque por un tiempo limitado; una retirada a tiempo es una
victoria). Recuerdo el título de una película de Almodóvar.
P.
¿Qué piensas de las relaciones prematrimoniales plenas?
R. Pienso que para
eso se inventaron los preservativos. A no ser que seas del Opus o supercatólico
es lo que hace todo el mundo. Echarse una novia para estar besándose en un sofá o metiéndose mano con el abrigo puesto está bien para una
tarde, dos como mucho. Después, o cambias de tercio o cambias de novia.
P.
¿Qué piensas de los embarazos
prematrimoniales no deseados?
R. Que sin
preservativo la emoción se multiplica por tres. Demasiado riesgo. Una chica de
dieciséis años se queda embarazada con mirarla. La madre naturaleza y todo eso…
Luego pasa lo que pasa. La mayoría aborta. Al final, es su decisión. No es
fácil ser madre soltera, aunque los tiempos han cambiado mucho.
P.
¿Qué piensas del aborto?
R. Depende. Hay casos y casos. Lo único
que te puedo decir es que la legión de los que intentan convencer a la chica con
todo tipo de argumentos morales, religiosos, legales para que no aborte, cuando
el niño nace desparecen como por ensalmo. Sólo queda la madre con dieciséis años
y los padres que son quienes al final crían al nieto.
P.
¿Crees que los rasgos o características de la sexualidad masculina y femenina
son distintos?
R. No entiendo bien
la pregunta. Suena a cantada del siglo diecinueve. Físicamente son evidentes.
Mentalmente, habría que preguntarle a expertos: personalmente me
da la impresión de que son iguales o muy parecidos. Creo que se ha escrito mucho
sobre el “misterio de la mujer” y otras chorradas. Cada cual a su manera pretende hacer feliz al otro y no hay más cera que la que arde.
P.
¿Que se podría hacer a favor de la sexualidad entre los jóvenes?
R. No juzgar ni
tratar de imponer a los demás tus ideas y menos si las consideras verdades absolutas.
Esto es para mí el verdadero amor al prójimo: deja a los demás en paz y que
cada cual haga lo que crea oportuno. Si a ti no te gusta, nadie te obliga a
hacerlo. Opina y haz lo que te parezca sin dar la vara y punto.
P.
¿Cuáles son, a tu modo de ver, los principales problemas de la sexualidad entre los
jóvenes?
R. Los de siempre: el
embarazo no deseado y las enfermedades de transmisión sexual, la más grave el
SIDA. La causa es casi siempre la misma: aquí te pillo y aquí te mato sin tomar
las medidas adecuadas: póntelo, pónselo… Cuidado con el coche al salir de la
discoteca con un ligue que conoces hace cuatro horas.
P.
¿Qué piensas de la homosexualidad?
R. Que cada uno es
libre de elegir la sexualidad que más le guste. Siempre ha habido homosexualidad
masculina y femenina. En algunos países los encarcelan o algo peor. Se admita o
no, existe cierta tendencia al desprecio y la marginación. También en esto se
ha avanzado bastante. Ahora pueden casarse. Pues bien, pues bueno, pues vale.
P.
¿Debería tratarse la homosexualidad como una enfermedad?
R. No tengo ni idea. De
entrada suena políticamente incorrecto. Me desborda el tema. Me imagino que habrá opiniones para
todos los gustos. Habría que consultar a los científicos o algo así.
P. ¿Qué te parecería que tus vecinos de al lado fueran una pareja de homosexuales? ¿Compartirías piso, de estudiante por ejemplo, con un homosexual?
R. Son dos preguntas, claro. A la primera: lo mismo tu prefieres un matrimonio que discute a gritos, con tres hijos que juegan a la pelota y mueven los muebles según sea el partido y un perro que ladra sin parar, sobre todo cuando se queda solo (su situación normal). A la segunda: si él me reconoce como
heterosexual y viceversa no veo el problema. Sin meteduras de pata insalvables.
Seguramente, si estoy en casa, cuando se lleve a su pareja, me resultaría
chocante oírles hacer el amor. Supongo que me acostumbraría.
P.
¿Qué piensas de la pornografía?
R. La parte negativa
es la adicción. No interesa estar enganchado a una ficción entre profesionales.
La parte positiva es que puedes aprender formas nuevas de hacer el amor y si ves
pelis con tu pareja puede estimularos, romper rutinas y disfrutar más.
P.
¿Y de las comunas, donde se comparten sin normas de asignación sexual hombres y
mujeres?
R. No conozco bien el
tema. ¿Dónde hay comunas? Lo único claro que tengo es que no me metería en una.
P.
¿Prohibirías la prostitución?
R. Junto con la
homosexualidad ha existido desde la prehistoria. No la prohibiría, la regularía:
controles sanitarios serios, profesionales con derechos (no trata de mujeres) y
locales dedicados al oficio más antiguo del mundo. Prohibiría la prostitución
callejera y la explotación sexual.
P. Hoy se empieza a hablar con fuerza en nuestro país de "feminismo". ¿Te dice algo este término?
R. La reivindicación de la igualdad total del hombre y la mujer en todos los planos es algo justo y necesario. En la empresa, en la familia, en el aula, en la calle... Hay demasiados ejemplos de que no se ha superado el modelo patriarcal de sociedad. Por no hablar de ciertas lacras como la violencia machista, el acoso sexual, el sexismo o la mujer objeto: a propósito, no deja de ser chocante que en la última gala de los Oscars muchas actrices que parecían la punta de lanza del feminismo llevaran vistieran los últimos modelos de alta costura y lucieran ante las cámaras sus generosos encantos.
P. Hoy se empieza a hablar con fuerza en nuestro país de "feminismo". ¿Te dice algo este término?
R. La reivindicación de la igualdad total del hombre y la mujer en todos los planos es algo justo y necesario. En la empresa, en la familia, en el aula, en la calle... Hay demasiados ejemplos de que no se ha superado el modelo patriarcal de sociedad. Por no hablar de ciertas lacras como la violencia machista, el acoso sexual, el sexismo o la mujer objeto: a propósito, no deja de ser chocante que en la última gala de los Oscars muchas actrices que parecían la punta de lanza del feminismo llevaran vistieran los últimos modelos de alta costura y lucieran ante las cámaras sus generosos encantos.
P.
¿Qué opinas de la siguiente frase: El fin
natural de la sexualidad es, primariamente, la procreación y, secundariamente,
la satisfacción de la concupiscencia.
R. Déjame que mire en
el móvil qué quiere decir “concupiscencia”. ¿Quién dijo eso? ¿Es una broma, no?
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